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Santillana, ikurriña

Santillana, ikurriñaJavier Bergasa

En el centro de la fachada del Ayuntamiento de Santillana del Mar ondean cuatro banderas: la municipal y las de Cantabria, España y Europa. Pero en los extremos del balcón hay dos más. Son la deFrancia y otra que parece ser la italiana. Indican en las oficinas municipales que la francesa está ahí, desde hace años, por el hermanamiento con la localidad de Le Dorat.

Laikurriñaes la bandera de esa zona cultural a la que damos el nombre deEuskal Herria. Ondea en los ayuntamientos del País Vasco francés, donde era ya utilizada cuando aquí estábamos bajo la dictadura franquista y faltaban muchos años para que surgiera la Comunidad Autónoma Vasca. En Navarra, parte de la población la considera también como propia. Pero está prohibido que un ayuntamiento la ponga. Ha habido denuncias y multas por ello.

Se trata de algo radicalmente antidemocrático el que una entidad local no pueda colocar los símbolos que estime oportunos. De hecho, en las fachadas de casas consistoriales de toda España pueden verse banderas de Gaza, Ucrania, LGTB + u otras. Solo se persigue a la ikurriña en Navarra.

El ser humano es gregario, por lo que resulta sumamente importante el encajar, de forma satisfactoria, las distintas culturas. La brecha entre lo vasco y lo español, iniciada a fines del siglo XIX, debe ser superada. El que en aquellos municipios que lo deseen pueda colocarse la ikurriña, además de las banderas oficiales, es un paso simbólico, de gran alcance, en esa dirección. Por otra parte, no implica modificar los marcos legales (estatal y autonómicos) vigentes.