En varias ocasiones se ha indicado que, como consecuencia del terrorismo de ETA, “más de 200.000 personas abandonaron Euskadi”. La última vez que he leído esa afirmación ha sido en una colaboración publicada en DIARIO DE NOTICIAS DE NAVARRA el día 17 de agosto. Pero esa cifra es muy exagerada, ya que supondría cerca de un 10% de la población. Además, habría que sumar a la gente que hizo lo mismo en Navarra.

Demográficamente la Comunidad Autónoma Vasca presenta un crecimiento sostenido, con la excepción de un periodo. Así, en 1981 contaba con 2.134.763 habitantes y en 1991 se situaban en los 2.109.009. Hubo, pues, un leve descenso. Pero el fenómeno denunciado existió. No eran solamente las personas amenazadas por ETA las que se fueron. También conozco algún caso de quienes se plantearon irse de aquí, sencillamente porque no querían que sus hijos vivieran en ese clima de fanatismo y agresividad. Pero la mayoría de las veces, ese elemento negativo formaba parte de una decisión más compleja, como la de aquellos que emigraron de la España rural y, al jubilarse, dudaban entre volver a su pueblo o permanecer en la región en la que llevaban décadas viviendo. No obstante, en esa misma disyuntiva estuvieron muchos de quienes fueron a Cataluña o Madrid en busca de trabajo

En todo caso es necesario actuar con rigor y detallando cómo se han realizado los cálculos. Precisamente el combate eficaz (en el campo de las ideas) contra quienes siguen justificando en parte a ETA, exige que las afirmaciones sean veraces.

Pero además, ese tipo de exageraciones se producen especialmente entre aquellos que no critican a la dictadura franquista (que fue un terrorismo de otra especie, que asesinó a muchísimas personas más) y a quienes les parece normal que todos quienes colaboraron con ella hubieran sido comprendidos por la amnistía. De hecho, recordemos que ninguno de los crímenes del franquismo fue juzgado.