Ha cambiado el paisaje. La fotografía tradicional del secarral de “El Cerco” de tonos amarillos de rastrojo se ha sustituido por el verde de los maizales o por el amarillo de la colza o de los girasoles. El año 2009 fue un punto de inflexión, se produjo el remozamiento de la iglesia fortaleza de San Saturnino, junto a parte de su entorno, y la llegada del regadío, gracias al Canal de Navarra. Todo esto significa una revolución que en el caso de Artajona va de la mano con la actividad cultural del pueblo en diversos aspectos, artísticos, musicales, literarios y tradicionales, impulsados este año por la apertura del centro escénico.

Esta semana, después de un tórrido verano en el que la canícula ha apretado con despiadado ahínco, solo se espera un pequeño respiro para disfrutar de nuestras fiestas y después que vengan las lluvias.

Una de las singularidades de las fiestas patronales de Artajona en honor a Nuestra Señora de Jerusalén son las meriendas en los cajones y los tablados de la plaza de los Fueros los días de vaquillas, motor de dinamización que añade un plus al espectáculo de las fiestas. En el cajón, que es el espacio que se reserva a las cuadrillas, cada mozo recoge su barra de pan con ajoarriero, carne o magras con tomate y huevo, según los días. El cajón es punto de encuentro de cada cuadrilla al margen de que a uno le gusten o no las vaquillas. Llama la atención a los foráneos el movimiento de calderos llevados por los porteadores y acompañantes con sacos de barras de pan y bebidas, todo ello en un paseíllo por la plaza atestada de blanco y rojo en el intermedio de las vacas.

Lo mejor de esta tradición gastronómica es que cualquier visitante que caiga por allí no se quedará sin merienda y, lo peor, que es una tradición más que corre el peligro de extinguirse. Esta merienda se convierte en un acto comunitario, colectivo y social. Si Ernest Hemingway las hubiera vivido hoy serían conocidas más allá de nuestras fronteras; lo que sí conoció el autor de Fiesta fue el vino de Artajona, del que dijo “es mejor y más fuerte” (que otros que no se citan), según José María Iribarren en Hemingway y los Sanfermines. Su fortaleza hoy se ha incrementado, desde la etiqueta “Reyno de Artajona”, hasta su calidad, cada vez superior. Seguro que cuando Sean Connery y Audrey Hepburn descansaban en el rodaje de Robin y Marian también se tomaron algún “vinico”; a saber si no se llevaron un “garrafonico” y turrón royo.

Portavoz de la Asociación Cultural Amigos de Artajona