Bienvenidos a la (in)acción
esta semana veremos qué vamos a hacer con el clima, con el futuro; si seguiremos negando nuestra responsabilidad y con la inacción llegaremos al previsible desastre mientras algunos aprovecharán estos decenios próximos para hacer su agosto antes de anunciar, demasiado tarde, que la responsabilidad es nuestra por vivir por encima de nuestras posibilidades. La historia de la humanidad es, por si no lo sabían, la de vivir por encima de nuestras posibilidades, y la manera en que hemos conseguido ir solventando el problema. Pero como hace siglo y medio comenzamos a chulear los recursos en una escala sin precedentes, por más que se pueda seguir horadando el suelo para exprimir los combustibles que se formaron hace cientos de millones de años. Al fin y al cabo, ¿por qué no gastarlos nosotros y dejar que los hagan los irresponsables del futuro? Porque en la carrera contra el futuro en que estamos inmersos, por más que se quiera vender sostenibilidad y compromiso, la filosofía que impera es la de “quien venga detrás, que arree”.
En Lima, el ministro peruano de medio ambiente saludó a la cumbre el clima con un “bienvenidos a la acción”. Pero el informe científico del equipo internacional de la ONU sobre el cambio climático muestra que vamos peor que mal. Los meteorólogos anuncian que este será el año más cálido de la Era Industrial, ya empiezan algunas islas a desaparecer porque el nivel de los mares está subiendo y un desastroso etcétera, aunque sigan dando pábulo a los negacionistas y se nieguen a admitir la realidad. Visto lo que pasó en Copenhague, Cancún, Durban, Doha o Varsovia (las cinco anteriores y fallidas cumbres del clima), no tengo demasiada fe en que los dueños del mundo dejen de jodernos el futuro por encima de nuestras posibilidades.