Honrados ciudadanos
Malas noticias: la corrupción corrompe. Si quieren verlo desde el lado positivo, la buena noticia: la honradez se transmite en sociedad. Se publicaba esta semana, justo la semana de los compiyoguis de los reyes de España tan metidos en buenas familias y tan enfangados en procesos de corrupción, un estudio en la revista inglesa Nature cuyos autores son Simon Gätcher y Johnatan Schulz, economista y psicólogo respectivamente, en la Universidad de Nottingham, que analiza diversas sociedades buscando relacionar la honradez y la prevalencia de conductas que ellos denominan “violaciones de las reglas”: corrupción, evasión de impuestos, fraudes políticos. Resulta curioso que trabajen donde el folclore colocó a Robin de Locksley, el Robin Hood que robaba al sheriff y al príncipe que acaparaban las tierras y los bienes de los pobres y los opositores. En cualquier caso, leyendas aparte, el Reino Unido es un lugar donde el sistema tiene líderes menos corruptos, y eso correlaciona mucho con la honradez de la gente.
Estudiaron jóvenes que no estuvieran demasiado al tanto de sus gobiernos, y encontraron que en sistemas con empresarios y políticos corruptos, con altas tasas de fraude fiscal y evasión de impuestos y capitales, hasta los jóvenes engañan fácilmente en cuanto pueden. El estudio abarcaba 20 países y un periodo de 5 años hasta el año pasado. La conclusión es la que abría la columna: en países donde es alta la mala práctica económica y política (medida por informes del Banco Mundial, no se crean, el informe fue con pies de plomo) los jóvenes engañaban en pruebas sencillas que involucraban honradez y ética en definitiva. ¿Por qué? El mecanismo no será evidente, como no suelen serlo a veces estas reglas sencillas de fenómenos complejos. Pero cuando la corrupción se impone, se va la ética.