tramposos y embusteros existen desde siempre. Hay quien no soporta esperar su turno en un comercio e intenta colarse y quienes esconden parte de sus ingresos al fisco. Frente a ellos, no queda otra que reclamar, elevar una queja como la presentada por una familia que sospechó que varias declaraciones de renta aportadas al proceso de preinscripción de nuevos alumnos en Infantil y Primaria en colegios de Pamplona y su comarca no se correspondían con la realidad. Ante la posibilidad de que para lograr una plaza en el centro de su preferencia, algunos padres han entregado declaraciones de renta baja que les otorgan puntos extra de cara a la matriculación, Hacienda se ha puesto a investigar. Por ahora, ha detectado dos casos fraudulentos, en torno al 1% de los documentos analizados en un número significativo de centros.
A lo largo del tiempo, todos hemos escuchado historias de chiquillos que eran empadronados en las casas de abuelos o tíos para conseguir entrar en determinado colegio cercano a esos domicilios y protestas por la obtención de becas de estudios, transporte, etc por parte de unas familias en detrimento de otras con ingresos inferiores. Siempre ha habido tramposos y, para frenarlos, hay que denunciar y el aplaudir a la Administración cuando descubre a los pícaros.