La presidenta barrunta tempero electoral. Es probable que el Gobierno del cambio no agote la legislatura. Los indicios se acumulan. Solo mediado su mandato, Uxue Barkos adelantó en público su disposición a repetir como candidata de Geroa Bai. No pareció un mensaje interno para disuadir competidores (son cuatro bien avenidos), sino un arranque de campaña: presidenta en actitud resuelta de candidata. Apenas un par de semanas antes, tildó de “izquierda alegre y jacarandosa” a sus socios parlamentarios. Por la oposición, con argumentos “verdes”, al modelo de tren que pretendía negociar con Fomento. También hay controversias graves en la Ley Foral de las Policías de Navarra, en la lista única de la OPE de Educación y en la zonificación lingüística y su influencia en la implantación del euskera en la administración. Además de reproche a la velocidad del cambio (“a veces parado”) y a la propia filosofía constituyente del Gobierno: “No quiso dar entrada a las demás fuerzas del cambio y eso ha supuesto una merma en la capacidad de acción política” (opiniones de Araiz/Bildu). La presidenta reconoce: “El horizonte cada vez más cercano de las elecciones nos pondrá a todos más tensos”. Queda lo difícil del acuerdo programático. Los socios enfatizarán las disensiones y la oposición reforzará sus acometidas de carnero enfurecido. El proyecto de Salesianos tensiona las relaciones entre Ejecutivo y Ayuntamiento; o sea, la misma cuadrilla. La crisis municipal de primavera (política de mayorías y no de consensos, queja de I-E y Aranzadi) está en modo silencio: “Se va a decidir sin prisa, con sosiego y con mucha calma” (Asiron) la asunción de una concejalía delegada por GeBai. Tiempo muerto. Bildu tiene interiorizado que Barkos preferiría una alianza con el PSN de Chivite, siglas que se excluyen mutuamente. Geroa Bai necesita crecer su preeminencia entre aliados alternativos. Para no menguar como aquel alternativo CDN de Alli. Otro carismático.