Síguenos en redes sociales:

Dos libros

“Febrero se me hace largo porque es corto”, dice Eduardo Laporte en su último libro. No conozco personalmente a este Laporte pero me gusta cómo escribe. Tengo entendido que cuando era adolescente vivía en el mismo portal que Miguel Sánchez-Ostiz, en el paseo Sarasate, y que cada vez que se topaba con el escritor le miraba con admiración. Ahora ambos acaban de publicar su último libro en Pamiela y ambos me parecen muy recomendables. No suelo prodigarme en esto de las recomendaciones pero esta vez me apetece. No son novelas, aviso. Uno se titula Diarios y el otro Diario volátil. Pero no son simples diarios, son diarios de escritor: no tanto de narración de hechos concretos como de observaciones y reflexiones breves y rápidas: reflexiones sobre la vida, sobre la literatura, sobre la sociedad, la actualidad y sus rituales. Son un tipo de libros que me gustan desde siempre porque en ellos el autor se autorretrata. Nunca está del todo claro hasta qué punto lo hace deliberada o indeliberadamente (o incluso a su pesar), pero lo hace y lo sabe. Y el lector en seguida se da cuenta de la verdad que hay en esas páginas. Por otra parte, son textos que los escritores cuidan especialmente y en los que a menudo citan a sus autores de referencia. “A cierta edad, cuando sacas un pie de la ciénaga en la que tú mismo te echaste de cabeza, metes el otro... y de lejos hasta parecería que estás bailando no se sabe qué jiga de orate.”, escribe Sánchez-Ostiz a sus 67 años (casi le estoy oyendo reírse). Laporte, a sus 38, dice: “Una gratitud extraña, jamás comunicada, hacia los que, como barcazas con sus rompehielos, llegan antes que tú a dimensiones graves del paso por la vida como los cuarenta. Gracias por ser más viejo que yo, amigo.” Qué cabrón: suena un poco malvado pero supongo que lo dice con buena intención (confiemos en ello). Pues eso, dos buenos libros, por si a alguien le interesa.