ERrE que ERrE: la franquicia navarra del PSOE se considera “clave en la configuración del próximo Gobierno”. Otra vez la misma perspectiva de las últimas legislaturas. Por suerte, en la última no pudo facilitar el gobierno a UPN. 20-15-19-11-11-11-12-9-7 es la combinación de sus números en el juego parlamentario entre 1983 y 2015. Solo ganadora cuando la actitud de la izquierda abertzale activó el ya extinguido mecanismo de la lista más votada. Aquellas horas altas, deslucidas por la corrupción. En las horas bajas, bastón conservador. En su mayor torpeza, socio de gobierno con Barcina. El Comité Regional aprobó el calendario de primarias. Chivite vuelve a ser candidata. Sin rival. “Un proyecto tolerante, dialogante, abierto y respetuoso con la diferencia. Un cambio innovador, social e integrador”. La reunión se realzó con la presencia de Pedro Sánchez en salón ajustado a su capacidad de convocatoria. Menor que Osasuna en el Sadar, San Fermín en la calle Mayor, La Pamplonesa en el Teatro Gayarre y los cazadores en Carlos III. Chivite no quiere volver al pasado, sino liderar el futuro desde la izquierda: “Somos los socialistas los que estamos en condiciones de acabar con esa dualidad que supone o la derecha o el nacionalismo”. Chivite necesita un buen contable: o suma con la derecha (UPN-PP-Ciudadanos) o suma con el nacionalismo (Geroa Bai-EH Bildu). Con otros no da mayoría absoluta. Ambas corrientes representan ahora sendos tercios de la Cámara. Y parecen resistentes. A su hilo “más socialismo y menos nacionalismo, más socialismo y menos conservadurismo”, le falta una puntada: más socialismo y menos ilusionismo. Chivite acusa a Barkos de usar el euskera “como herramienta política”. De eso mismo son acusados el socialismo balear y el valenciano gobernantes, por lo que Sánchez evitó mentar la bicha. Encargo de propuesta para 2019: superación de la actual política de bloques enfrentados. Los de siempre. Con el PSN donde siempre.