Le preguntaron a Enrique Maya qué es lo primero que iba a hacer si volvía a ser alcalde de Pamplona y comentó que 3 cosas “muy sencillas e institucionales”: volver a llamar avenida del Ejército a la avenida Catalina de Foix, poner no sé dónde un retrato de Felipe VI y no sé dónde también otro de su padre. Te pegas 4 años en la oposición tras estar tú en persona 4 años de alcalde y el partido del que formas parte nada menos que 16 seguidos en la alcaldía y lo que tienes en mente para tu ciudad o al menos lo primero que verbalizas si regresas, por sencillo que sea, son tres estupideces de ese calibre, estupideces que en la mente de cualquier gobernante tendrían que estar más allá del puesto 100 o 200 de cosas importantes que hacer en una ciudad y por tanto no asomar por tus circuitos cerebrales ni por asomo a no ser que te pongas a buscarlas con pico y pala. Es muy obvio que gobiernan -y piensan solo- para sus hooligans más declarados y para los agitadores mediáticos, no gobiernan para los ciudadanos, para el conjunto de los ciudadanos, puesto que una muestra de respeto a toda esa ciudadanía tan distinta -incluso dentro de sus votantes, hay votantes de toda clase en cada partido- hubiese sido cuando menos citar asuntos realmente claves de la ciudad: el transporte público, el pequeño comercio, el derecho al descanso de ciertos barrios, la degradación de algunas zonas y calles, los servicios públicos de toda clase y condición. No, eso no, el nombre de una calle y dos retratos de los vividores estos instalados ahí por la gracia divina. Es lamentable, ya digo, que ni siquiera lo tengas en mente, pero mucho más que teniéndolo lo verbalices y lo hagas en ese nivel de importancia, aunque sea importancia cronológica: lo primero que haré. Lo segundo imagino que será seguir su tarea de convertir el Casco Antiguo ya del todo en un bebedero de patos vacío de vecinos.