Es lícito que Asiron y Bildu y Geroa Bai y hasta I-E criticaran la semana pasada y cuando quieran la decisión de Aranzadi de no apoyar los presupuestos de Pamplona, una decisión que yo mismo califiqué de idiota porque no aporta ni una sola cosa positiva a la ciudad y no logra tampoco cubrir objetivo ninguno, ni de Pamplona ni de Aranzadi. Dicho eso, tampoco hay que dejar pasar que sigue estando sobre la mesa el tema de la saturación hostelera del Casco Antiguo, la línea roja que planteó Aranzadi y que no apoyaron el resto, lo que hizo que Aranzadi dijera no a los presupuestos. Que Aranzadi la cagara no invalida su petición, apoyada por numerosos colectivos vecinales y por la propia sensatez de una ciudad que ve cómo su casco antiguo casi multiplica por 6 el ratio de plazas turísticas por cada 1.000 habitantes: hay 118 por cada 1.000, mientras que la media de Pamplona es de 24. Es, entre los barrios, el que más tiene con muchísima diferencia, por no hablar de bares, restaurantes, etc, etc. En este punto, Geroa Bai habla de que sí hay que limitar los apartamentos turísticos porque afectan a muchos bloques de pisos diferentes, pero no ve problemas con la instalación de nuevos establecimientos enteros, como sería el mega hostel de Unzu, con sus 54 habitaciones y sus 277 plazas, una auténtica mole turística en mitad de una zona ya suficientemente explotada, con pisos cada vez más caros, alquileres en alza, vecinos huyendo y el entorno convirtiéndose mes a mes en más parque temático, con zonas, eso sí, degradadas a 4 calles. Aquí es donde se tienen que retratar Bildu y Geroa e I-E también, claro que sí. Y no escudarse en qué hizo Aranzadi o dejó de hacer la semana pasada. Si estaba en su mano como parece legislar para parar proyectos así, qué se lo impide ahora o ¿es que las peticiones de los ciudadanos del barrio valen menos que la firma de Aranzadi en un pacto?