Ayer debieron de abrir al público el tobogán de nieve artificial que, instalado en el paseo de Sarasate, se ha sacado de la chistera el Ayuntamiento de Pamplona. El tobogán, gestionado por una empresa privada, mide 36 metros de largo y cuenta con una pendiente de 8 metros. Los tickets para 3 viajes costarán 4 euros. El otro día comentábamos el asunto en Twitter y el hecho de que fuera el propio Ayuntamiento de Pamplona el que publicitara la actividad, cuando se trata de una empresa privada que va a obtener beneficio de su instalación, así que no vemos el motivo por el cual desde un ente público se publicita un asunto privado y no otros. El caso es que tras varios años en los que todos los entretenimientos para los más pequeños vía ayuntamiento en estas fechas eran gratuitos -la gratuidad, es cierto, puede llevar a abusos de algunos padres jetas, pero esto es ley de vida- ha sido llegar Navarra Suma de nuevo al machito y que haya que aflojar la pasta en pleno centro de la ciudad. 4 euros por 3 caídas de tobogán que cada una no durará ni 10 segundos es un precio bastante elevado, te sale el minuto de adrenalina a 8 euros, porque la actividad como tal suma unos 30 segundos. Hay personas que aducen que ante hechos así la solución es que quien no quiera no lleve a sus niños y eso es cierto, pero es tan cierto como que si las Navidades ya son de por sí unas fechas crueles con quienes menos tienen los poderes públicos deberían no ahondar en esto. Si metes una atracción así en mitad del centro de la ciudad y llevas a tus niños por ahí ¿qué haces, evitas pasar por Sarasate, les tapas los oídos para que no se lo cuente nadie en mes y medio o los pones ahí delante para que aprendan a gestionar, más aún, la frustración, mira bonito los ricos cómo se lo pasan? No sé, lo del humanismo, la empatía y un poco de pensar en el prójimo a esta gente como que no les suena. A monedas.