esulta humano que haya personas que tengan reticencias a ponerse la vacuna del coronavirus. Por la velocidad a la que se ha desarrollado, por su seguridad, por su eficacia, por su influencia en el organismo€ Por los motivos que sean. Es respetable. Yo me vacunaré en cuanto me toque, porque confío en lo que voy leyendo y porque creo que va a ser bueno para mí y para los demás que cuantos más estemos vacunados menos opciones haya de que se extienda el virus. Pero respeto a quien no lo ve así. Lo que no es admisible es esa banda de listos con ínfulas que no se cortan un milímetro en acusar a los demás de ovejas, rebaño, acientíficos, crédulos, seguidistas de la versión oficial y toda esta retahíla. Ese personal que no contento con anunciar a los cuatro vientos que no se vacuna tiene la osadía de situarse por encima del resto y faltar al respeto. Los hay a cientos en las redes sociales y, la verdad, dan ganas de, dada su elevada falta de educación y respeto a las visiones ajenas -ya saben, esa gente que cree que su visión es la correcta solo porque no se siente parte del rebaño y yo es que soy muy crítico y toda ese ego auto inoculado que un amigo define claramente con el no se comen la polla a sí mismos porque no se llegan-, dan ganas digo de que, efectivamente, no se vacunen, pero que tengan al menos la dignidad moral de firmar un documento por el cual si enferman se curen en su casa. Porque los hay que esto te lo visten con frases tipo hay que dejar al organismo que trabaje, la vida es en el fondo muerte, hay que reforzar el sistema inmunológico y todo esto, que es muy cierto y bonito pero que ya existía cuando la viruela mataba a 300 millones de personas. Muy a favor de vuestra decisión, pero si encima vais faltando al respeto al menos apencar con lo que os toque. Como escribió el gran Javier Saldise: hay quien se siente mejor fuera del rebaño, pero bien cuidado.