no tanto. Sonido- Algunos grupos musicales desestiman el sistema de megafonía de la sala principal del Auditorio Baluarte y trabajan con sus propios equipos de sonido. Buenos, pero insuficientes para las dimensiones del recinto. ¿Resultado? La escasa presencia de voces e instrumentos en las filas traseras de sala y, por supuesto, en las localidades de palco. ¿A menor precio, menos derecho a la calidad? Luz- Falta iluminación nocturna en la Vuelta del Castillo. Se ven más las murallas de la Ciudadela que los caminos perimetrales del parque. El exterior está iluminado de forma aceptable, así como el carril bici. El circuito de carreras pedestres y el camino superior en su tupido arbolado central, oscuridad peligrosa. Puertas- Las obras de rehabilitación de tejados y fachadas paliaron el descenso de actividad en la construcción. Las ayudas públicas lo favorecieron. Las técnicas de aislamiento se aplicaron a cubiertas y fachadas. La creatividad, a portales y puertas de acceso. La llave de apertura (qué tiempos aquellos de "¡sereno!" respondido con un "¡va!") ha sido sustituida por sistemas electrónicos, más allá de la cámara de identificación de personas incluida en el tablero de timbres. Un acceso automático allana el camino, resuelve el olvido de la llave y aligera el inevitable manojo. La puerta queda de lo más mona. Pero el rótulo "puerta automática" no disuade del mecánico "empuje" o "tire" (en inglés, más guay) a más de un usuario por vecindad, visita o trabajo. Así que conviene especificar: "Puerta de apertura automática. No la fuerce. Puede estropear los mecanismos". Y tanto rótulo, a veces tamaño folio, afea la delicatessen de vidrio. Sokatira- La variante ómicron festeja las navidades. A destajo. Era la mejor de la escuela en multiplicaciones. Fechas complicadas por interacción social. El alcalde de Pamplona amplía el horario de los bares. A los días, el Gobierno lo recorta. El nudo central estrangula la coherencia.