gual es que ya me estoy curando en salud, pero a lo mejor no es tan malo que la derecha gane hoy en Madrid. No, ni se me ha ido la pinza ni tengo especial odio a los habitantes de la capital del Estado. Tampoco soy de los que observan lo que ocurre en las orillas del Manzanares con la misma lejanía que lo que puede transcurrir en otra galaxia. De momento formamos parte del mismo sistema, y lo que suceda ahí nos va a acabar afectando. Por eso digo que tal vez no sea tan malo que las elecciones de hoy acaben configurando una mayoría de PP y Vox en la comunidad madrileña. Aún diría más, quizás lo mejor que les puede pasar a las fuerzas progresistas del Estado es que Díaz Ayuso forme gobierno con Rocío Monasterio en la Puerta del Sol. Y que lo hagan con sus consecuencias previsibles y anunciadas: más privatizaciones, más guerra a la educación pública, más disminución del gasto social, más sectarismo cultural, más política fiscal destinada a favorecer a los más ricos, más... Eso, sin olvidarnos del rosario continuo de declaraciones, afirmaciones, exposiciones y deposiciones contrarias a la inteligencia, el decoro y el sentido de la estética esperables de esos dos personajes de aquí a 2023. La visión de una derecha desbocada, sin filtros ni tapujos, quizás sea el mayor revulsivo para orientar el voto en sentido completamente diferente en futuros comicios. En Estados Unidos han tenido que pasar por la vergüenza de 4 años de Trump para elegir a un Biden que, contra todo pronóstico, en 100 días está dando a nuestros y nuestras dirigentes una lección de efectividad y agilidad en la reorientación de las políticas públicas. Las encuestas dicen que en Madrid todavía no se han enterado y que es el trumpismo el que va a ganar hoy, tanto en su interpretación chachipiruli como en la versión Amanecer Dorado. El escarmiento, siempre mejor en cabeza ajena.