ice el diccionario que malicia y falsedad son sinónimos de maldad y la verdad es que las tres palabras, con sus diferencias semánticas, sirven para improvisar un resumen semanal. Sin conocer la historia al detalle, de malas personas califico a las menores que se citaron con un joven en un parque pamplonés y le propinaron una paliza que grabaron y colgaron en redes sociales. Tras ser detenidas, explicaron que pretendían divertirse, pasarlo bien y reírse de su víctima, a la que ocasionaron diversas fracturas. Si pensamos en la malicia, me quedo con el caso del negacionista -o lo que sea- absuelto penalmente tras eludir las ordenes policiales para colocarse una mascarilla y que esgrimió un papel en el que decía tener padecimientos médicos incompatibles con llevar la boca cubierta ¡Qué casualidad que sea este tipo de gente la que blanda los presuntos certificados de marras mientras muchos de nuestros ancianos, ellos sí con dificultades respiratorias severas, caminan bien tapaditos! Acabo con una falsedad, como es asegurar que si alguien "quiere hablar bien del PP en una cafetería, mira a ver quien oye" porque existe una especie de "miedo visceral a ETA" que impide las opiniones libres y "poder llevar la bandera de España libremente en Pamplona". Esto lo ha dicho el alcalde Maya.