n A Coruña se cometió hace una semana un crimen espantoso, de una violencia extrema, pero ni más ni menos que la que adorna una noche sí y otra también los fines de semana, y los que no lo son, a las puertas de esa industria pesada nacional que es el garito. Solo que en esta ocasión el ensañamiento de una manada feroz llevó a la muerte de la víctima. Reconforta saber (suele decirse), que una parte de los atacantes están ya en prisión, mientras que otros son menores y recibirán otro tratamiento.

Las señas de identidad de los criminales se ignoran. Algo que debe extrañarnos y a la vez darnos seguridad porque es admirable ver cómo las autoridades protegen la vida privada de sus ciudadanos aquejados de presunción de inocencia, algo que ni pasa ni ha pasado con decenas de jóvenes vascos detenidos en el marco de operaciones estrella contra el Todo es ETA, de los que se han publicado nombres, apellidos, apodos, fotos a toda página, para callar luego cuando fueron puestos en libertad sin cargos, tras pasar por la cárcel.

Como digo, reconforta saber que las autoridades o los medios de comunicación reprimen su avidez informativa y protegen la privacidad del ciudadano. Veremos en qué para ese asunto que incendió de indignación legítima las calles y los foros, y puso forraje en las tertulias de la indecencia nacional y hasta hizo hablar a una asesora de Ayuso de “gente con LGTBI” como si tuvieran la COVID-19 o algo peor.

Nos gusta la privacidad del ciudadano. Mucho. Por eso la extrema derecha ha publicado las señas del lugar donde vive una de sus bestias negras, el editor de unas páginas de humor corrosivo que valen, como es preceptivo, por el mejor de los editoriales. Je suis El Jueves? Quiá. Leña al mono hasta que aprenda el catecismo. Es fantástico ese invitar al acoso, al linchamiento, al trompeteo, al berrido y al coceo con impunidad total. Algo que esos mismos camorristas no hubiesen admitido en sus propias casas de lujo, protegidos por jueces de su cuerda, como se va viendo en sentencias asombrosas, como la que justifica argumentalmente el indecente cartel electoral de Vox utilizando datos falsos y el chivo expiatorio de los Menas.

La ciudadanía salió casi en masa a la calle para manifestar su rechazo al crimen de A Coruña y recibió porrazos a mansalva de una violencia y una saña inauditos, por completo desproporcionados. Tanto que resulta difícil de ver los documentos gráficos. Recuerdan si quiera de lejos el “no os importe matar” de l0s Sanfermines 78, porque me temo que si no son los mismos, son parientes cercanos. Dicen que van a abrir una investigación. Tradición. Eso significa que el silencio oficial, con sus generosas raciones de agua de cerrajas, amparará la violencia de un Estado que no sabe actuar de otra manera que a porrazos y con ello se deslegitima de mala manera. Además, la Ayuso ya ha dicho que a ella le preocupa no solo Madrid, sino España. Ay mi madre.

Si las porras no corren peligro alguno de desaparecer del menú del día, el chuletón en cambio se ha visto amenazado hasta por sus defensores monclovitas, sobre todo por estos, porque estando tranquilo como estaba, de la cámara a la parrilla, se ha visto envuelto en un conflicto de Estado entre venablos ministeriales, ecologistas, ganaderos, veganos, carnívoros y demás parientes, amigos e interesados, todos esgrimiendo sus intereses tanto económicos como políticos, dietéticos y gastronómicos. Este país funciona, no me lo explico, pero lo hace, a su manera claro.

¿Como o no como? Eso podría cantar el gran Albert Pla parodiando su ¿La dejo o no la dejo?. Yo que ustedes, en cuestión de chuletones, como si se tratara de dinero, religión y otras, no diría ni mú. Es más interesante, y mucho más importante para los intereses de la Nación, el chuletón que las colas del hambre y los comedores de fortuna que la derecha cierra uno detrás de otro. Tal vez quieran poner en esos locales asadores de diseño. Aquí todo es ya posible, todo. Porras para desayunar, chuletones para cenar, en koadrilla siempre, y a todo lujo. Por Dios, qué manicomio.

La ciudadanía salió casi en masa a la calle para manifestar su rechazo al crimen de A Coruña y recibió porrazos a mansalva de una

violencia y una saña inauditos, por completo desproporcionados

Es más interesante, y mucho más importante para los intereses de la Nación, el chuletón que las colas del hambre y los comedores de fortuna que la derecha cierra uno detrás de otro