Yo los pondría escondidos. Nada de visibles. Los radares digo. Pero no los de la DGT, sino los radares anticorrupción. Corrupción si no legal, al menos moral. Estaría bien una maquinita de esas que sacara fotos a todos aquellos y aquellas que pasaran del umbral del mangoneo tolerable. Porque a ver. Aquí, a mayor o menor escala, todo el mundo tiene su pequeño pecado. No es que haya unas manzanas podridas. El cesto está podrido. Pero claro, no es lo mismo llevarse un boli de la oficina, no apuntar un kubata en el sobre de la sociedad, apartar un poco de cemento en la obra o comprar un pedido a un conocido que lo que estamos viendo estos días. Y en todas las vías. No sólo en las principales. Habría que poner radares fijos en las puertas de algunos bancos. Pero no para grabar a los clientes en los cajeros. En Bankia se ha visto que los presuntos ladrones estaban dentro. También en la carretera de Tajonar, para sacar la matrícula y la cara de algún que otro conductor de Mercedes. Y en los polígonos industriales, para detectar a esos liquidadores especulativos que reducen a escombros las vidas de cientos de familias como mero daño colateral del timo de la globalización. Sin olvidar los pasillos de los hospitales. Preservando la intimidad de los pacientes, no estaría mal grabar a los mandatarios que vienen a inaugurar obras y meter luego tijeretazos a los derechos de los contribuyentes para beneficiar de paso a la sanidad privada. Y también en las barras de muchos bares y restaurantes. Sería bueno instalar ahí alguno de estos radares para fotografiar a quienes, con las tarjetas de todos dan cuenta de menús preferentes que sextuplican el precio de los del París 365. Banquetes de banqueros frente a bancos de alimentos. O apostarlos en las puertas de joyerías y tiendas de ropa de lujo en vez de intentar cazar con el cinemómetro social a un peligroso defraudador de renta básica conduciendo a todo trapo a más de 550 euros al mes. Y luego, en vez de enviarles multas, subir esas fotos a una web, como dice la DGT, para que todos circulemos con cuidado en esta jungla social.