Es una doble cruzada la que emprenden en campaña los candidatos: una, el frente digital y mediático y otra, la exposición pura y dura a la ciudadanía en la calle. La primera lo aguanta todo. Promesas de nuevas ayudas para fomentar el empleo, revitalizar barrios como la Milagrosa después de años de abandono y falta de recursos, nuevos proyectos de regeneración comercial, más espacios cívicos... Lo que no se ha hecho en años se decide que éste es el momento. En cambio, el encuentro con el vecino y la vecina es mucho más difícil, sobre todo cuando hasta ahora no te habían visto mucho el pelo. Por muchas escapadas en bici que se improvisen. Hoy reconocía la candidata socialista a Pamplona, Maite Esporrín, que quizá se habían acomodado en los despachos y ahora son mas conscientes de que hay que estar con la gente. Lo que demuestra grandes dosis de realismo y autocrítica animada por alguna sesión de zumba... Hoy los políticos se ven obligados a conectar con una ciudadanía más activa y vigilante que nunca. Más decepcionada por dispendios y sobresueldos que nunca. Con más opciones de cambio que nunca. La calle, la escucha al vecino se ha redescubierto desde abajo... Batirse el cobre en un cara a cara mediático o en debates en directo también está resultando interesante de seguir. Son ejemplos de la vieja política emocional, la más cercana al mitin. Porque así, el que no quiere hablar de programa o pasado se escuda en otro frente que piensa más seguro, ese que defiende ser el más navarro, como la esencia de los Fueros y de una identidad limpia que no depende de nadie... Y el miedo de que con el otro no se sabe... A mí, la verdad, es que me da risa. Creerte más navarra por llamarte navarrísima. Antes se llamaba populismo... Según las encuestas, la estrategia les irá bien... Tampoco el PP cree que el caso Rato les pase factura y a venderse como nunca. Si la derecha se lo monta bien en el fondo... Pese a todo.
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