Tengo unos vecinos africanos que colocan la parabólica en el balcón -sin sacarla al exterior, que está prohibido-, la orientan en dirección a la Higa y están al día de lo que ocurre en su país. Lo mismo hace la familia rumana del otro lado de la plaza cuando hay partidos de la liga de su país. Sin embargo, todo apunta a que me voy a quedar sin ver las semifinales del Manomanista de pelota por ETB. En la época de las telecomunicaciones, cuando las señales vuelan libres de esquina a esquina del planeta, UPN se obstina en levantar muros legales en un empeño aldeano de frenar lo que entiende como influencias nocivas y perturbadoras. Así que hoy me quedo sin las noticias de Teleberri pero puedo acceder a la información de Al Jazeera y Rusia Televisión.

Una de las patas del corto, pobre y trasnochado discurso de Javier Esparza es esa que sostiene la amenaza sobre los peligros de la euskaldunización. A UPN, además de los límites del mapa del tiempo de los informativos de la cadena pública vasca, ya le inquietaba que el éxito de Goenkale pudiera animar a los telespectadores a aprender euskera. Mientras tanto, el Gobierno regionalista subvencionaba con dinero público a Canal 6 (1,6 millones de euros) y Popular TV (340.000 euros), donde los dirigentes del partido recibían un trato amable. Los festivales de jota navarra que emitían debían de tener menor carga ideológica que los que repetía ETB 1 en las madrugadas.

El objetivo es detener el plan ideologizador encubierto en la programación de ETB. ¿Qué hay si no detrás de esas películas de vaqueros colonizadores que echan a los indios de sus territorios a tiro limpio? ¿O el mensaje subliminal del Conquistador del fin del mundo? ¿A quién señalan con ese título de No es país para sosos? ¿Por qué en las retransmisiones de pelota ya no ganan solo los navarros? Ideología a espuertas, como en los programas nocturnos de jazz. Si UPN frena la captación de ETB mucho me temo que si un día vuelven al Gobierno restrinjan el acceso a Internet como hacen en Cuba o en China.