Tanta proliferación de consultas populares se me antoja ya una vía de escape para los equipos de gobierno municipal que quieren eludir decisiones que pueden resultar impopulares o generar polémica en el vecindario. Lo que es una herramienta de participación democrática lleva camino de convertirse en algo trivial y recurrente. Las nuevas tecnologías aportan accesibilidad y economía de medios, pero llevado al absurdo sobrarían comisiones y plenos y una persona acabaría gobernando el municipio lanzando propuestas a través de la Red. Y eso no. Si al alcalde y a su grupo no le gustan los festejos con animales, los suprime y punto (si tiene mayoría). ¿Que es impopular incluso entre quienes le han votado?, pues a apechugar porque le han elegido para que tome decisiones, no para que las delegue. ¿O acaso consultan a los vecinos si les molestan las gaitas atronando a las nueve de la mañana y suprimen las dianas? Hablo de los pueblos, no de Pamplona. Aunque sería curioso conocer la opinión de residentes de algunas calles de la capital sobre hábitos que a los demás nos parecen normales en Sanfermines... Me llamó la atención que en Olite se convoque consulta para decidir entre cuatro proyectos el destino de una partida de 6.000 euros. ¿Y si los cuatro son buenos? Si la dotación fuera de 60.000 euros ¿el Ayuntamiento dejaría la decisión en manos de la población? Porque, claro, luego está la segunda parte: ¿gana la mejor propuesta o la que ha sido capaz de movilizar a más personas cercanas y con acceso y manejo de Internet...? Lo mismo pasa con el Chupinazo de Pamplona; un acto tan emblemático y de tanta trascendencia mediática debe ser sancionado por los rectores de la ciudad, si se quiere entre un abanico de candidatos presentados y también entre quienes, habiendo aportado mucho a la ciudad, nunca reúnan los 18 avales requeridos o, simplemente, no los pidan. Este proceso de votaciones abiertas tiene riesgos; recuerden si no cuando TVE dejó la elección para Eurovisión en manos de los telespectadores y acabó cantando Rodolfo Chikilicuatre.
