Son días de cierto vértigo emocional estos de final de diciembre. Cuando el año ahora en curso, ya un tanto envejecido y cansado, está a un paso de ganarse el título de año pasado, con todo lo vivido a sus espaldas y el 2019 se alza inquieto, como el nuevo año en el que todo lo que tenga que venir está por llegar. Cómo no echar la vista atrás y cómo no mirar hacia adelante al mismo tiempo sin perder el equilibrio, ese frágil equilibrio de la existencia cotidiana que se nutre de lo vivido tanto como de lo que queda por vivir. Es bonito cambiar el calendario, es ilusionante pensar en los nuevos retos, en los buenos deseos que ojalá se vayan cumpliendo. Es esperanzador pensar que 2019 quizás sea por fin el año de las buenas noticias, año de nieves y de bienes, el año de la salud, del amor, de la amistad, de los viajes, del trabajo, de la alegría, de la libertad, de la paz, de la justicia, de la igualdad, de la solidaridad, del compromiso social, de la auténtica democracia, de los buenos ratos, de los mejores momentos, de los pequeños detalles, de las largas conversaciones y los cafés siempre pendientes... hay tanto bueno por vivir que por qué no pensar en positivo, ahora que el folio todavía está en blanco, en lugar de anclarnos a lo negativo que tantas veces nos sobra y nos paraliza. Porque en este 2018 que nos deja nos hemos quedado inmóviles muchas veces, sin acabar de creer lo que realmente estaba ocurriendo; paralizadas en nuestra propia realidad ante la adversidad o ya como ciudadanos y ciudadanas incapaces de avanzar ante hechos que han puesto en peligro la sociedad en la que vivimos. Se cierra este 2018 con un preocupante retroceso democrático, con la irrupción en la esfera política de opciones de extrema derecha que golpean directamente en los derechos sociales que tantos años ha costado consolidar. Sin esos derechos la mayoría de los deseos para este nuevo año se irán esfumando, los de cada persona y los de la sociedad. Estamos a tiempo. Aún no hemos estrenado el año y todas las opciones son posibles, pero solo si nos movilizamos, si no dejamos que nada ni nadie nos paralice. Hay que avanzar hacia lo que deseamos, solo entonces se consigue. Urte Berri On.