os del INE han echado cuentas y la conclusión está clara: el confinamiento no ha provocado un baby-boom. El pasar más tiempo juntos, recluidos entre dos balcones, con un día con muchas horas por delante y una noche sin prisas, todo eso es posible que aumentara la afectividad en muchas parejas y hasta la frecuencia de esos afectos, pero, quería decir, no ha tenido apenas incidencia en el aumento de población. Es más, los bebés que han venido al mundo nueve meses después de que la covid nos obligara a escondernos para que no nos cazara, esos recién llegados a la pandemia sumaron en diciembre 23.226 inquilinos más en el Estado. Para hacerse una idea de lo que supone esa cifra hay que atender a dos referencias: es el menor número de recién nacidos en ese mes desde 1941 y la cifra supone un 20% menos que la registrada en el mismo periodo del año anterior. Navarra fue una de las comunidades con menor incidencia, con un 12,9% menos de nacidos.

No hay rastro estadístico sobre si en aquel mes de marzo se hizo el amor más o menos que en otras fechas: el INE llega a los registros pero, de momento, no se mete en las camas. Fueran pocos o muchos los coitos, lo evidente a la vista de esos datos, al menos desde mi punto de vista, es que las parejas le dan dos vueltas a la hora de aumentar la familia, por todo lo que ello implica para padre y madre, sobre todo para ellas, y que acaba repercutiendo en una cada vez más tardía maternidad. El confinamiento ofrecía tiempo para pensar, que es el peor (o el mejor) antídoto contra el calentón si no hay medidas anticonceptivas de por medio.

También habría que relacionar esa merma en los nacimientos con el fin (o el agotamiento) del amor. Tirando otra vez de estadísticas, en el tercer trimestre del pasado año Navarra registró un incremento del 24,14% en las demandas de disolución matrimonial. Tampoco tenemos constancia puntual de los motivos, pero el confinamiento puso a prueba la convivencia y en algunos casos ese análisis dio negativo. Es lo que viene ocurriendo en las vacaciones de verano pero a mayor escala. Esta parte, el deterioro que causa el covid a las relaciones de pareja y todo lo que ello conlleva y arrastra, debería ser tratado algún miércoles por la Interterritorial de Salud. Tiene pinta de pandemia.

No hay rastro estadístico sobre si en marzo se hizo el amor más o menos que en otras fechas: el INE llega a los registros pero, de momento, no se mete en las camas