asi cualquier tiempo pasado fue mejor en el Parlamento de Navarra, con la venturosa excepción del progreso en materia de igualdad. Pues hoy las mujeres representan más del 40% de la Cámara y en ella coexisten una presidenta foral en activo con otra que acaba de serlo. La devaluación del debate en la sede de la soberanía popular resulta de dominio público y obedece en buena medida a la pérdida de referentes de aquella oratoria sin distinción de ideologías que aunaba un relevante nivel de conocimiento con los recursos de la dialéctica clásica. El Legislativo foral arrancó sin embargo esta semana dignificándose a sí mismo y además en estricto ejercicio de la voluntad de la mayoría social. Merece muy mucho destacar la unanimidad en la exigencia de que se revoquen las condecoraciones a figuras del franquismo tan deleznables como el torturador Billy el Niño, incluyendo en la declaración de Geroa Bai aprobada una censura expresa de todo enaltecimiento del golpe militar de 1936. En ese contexto, la pública manifestación de condena de la dictadura por UPN a través de su actual líder también debe resaltarse por su contundencia frente a las vacilaciones recientes y las componendas antiguas. Como tiene que reconocerse en toda su dimensión el determinante voto del PSN para retirar de la sala de gobierno del Parlamento el retrato de un rey como Juan Carlos I al que no se le debe ya ningún respeto institucional por estar acreditado en Suiza el cobro de pingües comisiones sirviéndose de la jefatura del Estado. En esa absoluta falta de escrúpulos radica la oportunidad de la iniciativa de I-E, a expensas de que pueda probarse o no en sede judicial que el ahora emérito eludiera esos ingresos extra al fisco y los blanquease con posterioridad a junio de 2014, cuando con su abdicación decayó la inviolabilidad constitucional, según la Fiscalía del Tribunal Supremo. Sin entrar en comparaciones entre Billy el Niño y el Borbón padre, la posición del Parlamento con ambos erige a la institución en baluarte de la decencia que caracteriza a la ciudadanía. La misma que elige a los titulares de esos 50 escaños.