Tan surreal como si en las pasadas elecciones generales el Partido Regionalista de Cantabria, que obtenía representación por primera vez en el Congreso de los Diputados, hubiera recibido el voto de todo el arco de centro derecha para forzar una mayoría absoluta y evitar que Pedro Sánchez fuera elegido presidente. Es un ejemplo. Es lo que ocurrió el sábado en el Ayuntamiento de Huarte, donde las fuerzas de derecha dieron su voto, en una salida rocambolesca, a la única edil del PSN para barrer a EH Bildu de la Alcaldía siendo la lista más votada. María Amparo López se hizo con la Alcaldía con 301 votos de los 3.680 contabilizados, es decir, el 8,22% del total. El PSN debutaba con una única representante que se avaló con su voto. La pregunta es: ¿y ahora qué? EH Bildu se quedó a 14 votos de obtener el sexto concejal en un Consistorio de 13. Difícil papel el de un PSN con dos aliados en débito a su derecha y toda una responsabilidad la de gobernar un municipio tan plural. Por no hablar de los independientes (4) que en connivencia supuestamente improvisada con Navarra Suma (2) votan a la candidata socialista renunciando a su propia ideología con tal de evitar que la formación nacionalista reedite mandato. Lo reconocía la edil del PP que se felicitó por “echar al nacionalismo del gobierno”. Nadie duda de la capacidad y competencia de la nueva primera edil ni se cuestiona su deseo de trabajar para todas y de contar con todas las sensibilidades políticas tal y como expresó en el pleno de investidura. No. No confundamos. El PSN se ha expuesto a que le voten en ayuntamientos donde podía ocurrir lo que ha ocurrido en Huarte. Salieron a dejarse querer y a no mojarse con el cambio. Otra jugada desleal fue la de Sartaguda, donde Navarra Suma apoyó al candidato del PSN José Ignacio Eguizábal, la fuerza menos votada, para echar a EH Bildu del gobierno. Son los compañeros de viaje que tiene el PSN en ayuntamientos importantes donde ha dejado que gobierne la derecha como es el caso de Barañáin, Burlada, Egúés y Estella, desechando además candidaturas que no eran de EH Bildu como ocurría en Egüés. Sin olvidar que EH Bildu ayudó a que el PSN ganase en Viana y Andosilla. Y no ha habido reciprocidad. Quizá Uharte no sea más que la gota que colma el vaso de la postura de un partido, el socialista, que sigue creyendo que el cambio solo pasa por ellos, y los que ellos quieren, e ignorando el peso que tienen las fuerzas nacionalistas de progreso en muchos ayuntamientos. También ahora que están recrecidos en votos gracias a Sánchez prefieren a los compañeros de UPN.