l postureo de Navarra Suma en relación al futuro de los residuos en Navarra resulta inadmisible. Su portavoz en la Permanente de la Mancomunidad Juan José Echeverria exige ahora el cierre inmediato del vertedero de Aranguren y que se busquen alternativas a los residuos sabiendo de antemano que ya existe una solución en Imarcoain. En realidad a la coalición de derechas le preocupa ahora que no se viertan los residuos en Aranguren y en esta nueva conciencia medioambiental -precisamente ahora que se amplifica cualquier debate sobre contaminación y cambio climático- prefieren que las basuras de la Comarca y de media Navarra intineren por otras Comunidades o incluso se incineren. Todo menos que se lleve adelante el proyecto de la nueva planta de residuos en la cuarta fase la Ciudad del Transporte a la cual se oponen. Es decir la incineradora de Zubieta o a la planta de tratamiento de basuras Zaragoza nos servirían, con tal de no hacer una planta, por cierto de nueva generación y con tecnología punta, descartadas otras alternativas técnicas desde la MCP, en el término de Elorz donde gobierna Navarra Suma. Una postura del todo contradictoria cuando esta formación ha sido responsable o corresponsable de la gestión de este vertedero a través de la MCP durante sus casi 30 años de funcionamiento, incumpliendo por cierto todas las directivas europeas. Prisas por abandonar Góngora cuando UPN ha venido defiendo en las dos últimas legislaturas que hay sitio suficiente para los nuevos tratamientos y posibles vertidos, que es lo que algún ingeniero afín a esta formación han venido también litigando: que en Aranguren se puede llevar basura hasta 2040. Por cierto, el plan estratégico que en materia de residuos impulsó en su día la Mancomunidad de la Comarca coincidía en la necesidad de separar la materia orgánica en origen y de sellar el vertedero de Góngora con el que además existe un compromiso firmado con Aranguren (deberá clausurarse antes de junio de 2024). Fue la ubicación en Noáin la que suscitó por parte de UPN la verdadera batalla política y judicial. Si los plazos se cumplen el centro de Imarcoain abrirá en 2023. Sin olvidar que hasta 2022 no se extenderá el sistema de contenedores controlados con tarjeta de modo que 30.000 toneladas de materia orgánica siguen tirándose en Góngora. Por no hablar de que lo ya enterrado seguirá emitiendo CO2 durante 20 o incluso 30 años más. Nada de ello hasta ahora preocupaba a los socios de Navarra Suma.