a pandemia afronta un mes complicado con un cruce de factores preocupantes, aunque también con ingredientes esperanzadores. La confluencia de una evidente cuarta ola con una situación de cierto desconcierto en el proceso de vacunación tras los sucedido con AstraZeneca y una notable desconexión social de las medidas de prevención, así como la llegada de otra ola electoralista ligada a la batalla madrileña no auguran nada bueno y hacen muy difícil el equilibrio entre la gestión técnica y la decisión política. Y más en un mundo globalizado y atravesado por una inmediatez que exige respuestas donde a veces todavía no hay más que preguntas, que demanda caminos rectos cuando la covid ha enseñado que la flexibilidad y la capacidad de readaptar las planificaciones es un valor. No siempre es fácil. No lo es a nivel internacional, donde las noticias son alarmantes y los países que hace poco iban bien ahora tiemblan ante el incremento de las incidencias. Tampoco a nivel estatal, ni a nivel local, con la delicada situación de Navarra, sobre la que no hay duda de que transparenta los datos de contagios, encabeza los rankings de incidencia, y también de pruebas realizadas, mientras pelea por estar por encima de la media en esa carrera de la vacunación que empezó en enero, sin poder saber todavía las reglas del juego, es decir, con cuántas y de qué tipo de dosis se cuenta para planificar la vacunación. Pero también hay elementos esperanzadores. El primero, que pese a todo la Comunidad Foral ha sabido superar otras olas y momentos en los que también estuvo en situación complicada. El sistema sanitario en su doble vertiente de detección y asistencia ha demostrado su solvencia y su saber hacer aunque no conviene abusar de esta palanca sanitaria también ya cansada. El segundo, que la sociedad, pese a la fatiga pandémica, ha renovado su confianza en la otra pata de la estrategia como es la vacunación respondiendo de forma muy positiva a las citaciones. La tercera, que el rumbo en cuanto a estrategia de vacunación priorizando a los sectores mas vulnerables, como son los mayores de 60 años y los pacientes de alto riesgo, es una buena brújula en tiempos revueltos. No obstante, se hace imprescindible consolidar, dentro del margen que intereses geopolíticos y comerciales dejan, la hoja de ruta navarra de la vacunación y seguir avanzando cada día hacia metas alcanzables. Nos jugamos mucho. Y todos, sociedad, administración, educación y mundo empresarial, cuentan en este reto final.