Seis días para el vermú patriótico de Colón, y sale el presidiario Junqueras con una carta que cambia el escenario. Por de pronto, este punto del partido se lo anota Sánchez, y eso no cae bien al fondo a la derecha. Se ve en titulares de primera como el de ABC: "El secesionismo allana el camino a Sánchez". Pero todo es mentira, según se apresura a desvelar el editorialista del vetusto diario: "Nadie debe engañarse. Esto ya no va de generosidad, audacia o valentía política. Han pactado un golpe de mano al Tribunal Supremo despreciando el criterio mayoritario de los españoles y excarcelando a individuos que presumen de sus delitos".

La idea la completa Julián Quirós, director de la cabecera madrileña de Vocento: "El favor es de ida y vuelta. Unos reciben un perdón que no se merecen y otros se garantizan otro par de añitos gobernando con apoyo de los perdonados. Aparte de que el PSOE precisa recuperar en Cataluña los votos perdidos en los graneros de Madrid y Andalucía, o caerá La Moncloa. Y Sánchez pagará lo que haga falta".

Un escalón de percepción extrasensorial más arriba, Luis Ventoso pronostica el siguiente capítulo: "A pesar del articulillo de ayer de Junqueras en La Sexta y el ‘Ara’, que llevó al sanchismo a ensalzarlo al instante como si fuese el Dalai Lama levitando sobre Lledoners, me apuesto una percebada a que en cuanto Sánchez lo suelte, este entrañable Oriol que ahora exuda ‘seny’ volverá a liarla antes de un año".

En Libertad Digital hay ruido de vestiduras rasgadas. Aunque escuchando bien, al final el movimiento del líder de ERC les ha gustado porque les da pie para seguir en sus trece, como se percibe en estas líneas de puño y letra de Pablo Planas: "Y este es el menda al que se ha entregado Sánchez. Es una auténtica indecencia que Moncloa y un golpista preso hayan acordado una carta y un discurso como el pronunciado este lunes por el presidente del Gobierno en la sede de Foment del Treball para cerrar el acto en el que la patronal catalana sometida al nacionalismo ha condecorado a Javier Godó, editor del boletín oficial del proceso, La Vanguardia. El diálogo con el golpismo no es concordia sino rendición".

También en El Mundo se palpa un cabreo oceánico. "Mismo Sánchez, mismo Junqueras" es el título de un editorial que vomita fuego: "Lo que se prepara es una amnistía que no osa decir su nombre, desplegada en dos tiempos: el indulto colectivo a todos los sediciosos del 1-O y el abaratamiento del delito de sedición para redondear el desarme del Estado y la legitimación de un procés en espera de reactivación. Si la Sala III no tumba ese fraude de ley que es el indulto colectivo y el plan de Sánchez se consuma, Junqueras podrá volver a preguntarse, ya en la calle, cómo es posible que hayan vuelto a picar".

Siguiendo el rastro del berrinche llegamos a la filípica de José Antonio Zarzalejos en El Confidencial. El veterano columnista no es de los que más se significa en el uso del vitriolo dialéctico. Por eso llama la atención el descarnado retrato de Junqueras que dibuja: "Junqueras atrapa el síndrome del falso samaritano y remedando la figura evangélica da la impresión de aliviar al presidente del Gobierno en su particular calle de la amargura. Los secesionistas, temerosos de que Sánchez entre en un desplome de aceptación popular a propósito de los perdones, se avienen a echarle una magnánima mano aunque, en realidad, lo hacen al cuello, porque el recluso, incluso, advierte al inquilino de la Moncloa de que la "cuestión [sea esta el indulto o la amnistía] no termina con los presos y las presas políticas, sino que hay que hacerla extensiva al resto de las 3.000 personas que sufren causas judiciales". Más deberes a Sánchez".

Les advierto que vamos llegando a la parte más sorpresiva de esta colecta. En el camino hacia esa zona templada nos detenemos en El Español de Pedro J. Ramírez cuyo editorialista —ya les suelo decir que es él mismo— juega a setas y a Rolex: "¿Cortina de humo o tregua trampa? Tan erróneo sería considerar que la carta de Junqueras equivale a la entrega de armas de ETA como amortizar sus palabras a beneficio de inventario. El reconocimiento de que no existe un camino para el independentismo al margen de la Constitución y de su hipotética reforma no es banal. Es una enmienda a la totalidad de la fantasía republicana procesista".

La inesperada lectura de La Razón

Y ahora sí, prepárense para degustar un chupito de perplejidad. Si esperaban, como yo, que La Razón sacara la artillería, se han equivocado. De hecho el editorial se titula "Reconocer el error es un acierto". De propina, contra lo que suele ser costumbre, hay un subtítulo explicativo: "Junqueras acepta que la vía unilateral es imposible y propone un referéndum". Falta el remate beatífico: "No es anecdótico que Junqueras admita los errores del «procés» en el acto de conmemoración de 250 aniversario del Fomento del Trabajo, la patronal catalana, porque ellos saben cuáles han sido las consecuencias de esta aventura".

Para que tegan todo el escenario completo, les cuento que hay columnistas como Jesús Rivasés o el ínclito Jorge Fernández Díaz que echan los espumarajos de rigor. Sin embargo, la postura oficial es la bienvenida a la carta —difundida en exclusiva por Atresmedia, eso quizá tiene que ver— y la templanza de gaitas. Como prueba definitiva, la satisfacción del director, Francisco Marhuenda, que da el procés por finiquitado: "La carta de Oriol Junqueras es la constatación del fracaso de un proyecto rupturista y la excusa que necesitaba Sánchez para iniciar la tramitación de los indultos. El independentismo sufrió una derrota irreversible con la aplicación del artículo 155 y la sentencia del Tribunal Supremo. Hay un antes y un después".