¡No va más! A punto de cerrar por estúpidas cuestiones legales el casino de los sondeos, las cabeceras diestras parecen pujar por poner a Juan Moreno el número de escaños más alto. "El PP roza los 50 escaños y el Gobierno en solitario", proclama La Razón esgrimiendo una encuesta de NC Report. ABC ve la apuesta y la sube en tres culiparlantes. "El PP se coloca a dos escaños de la mayoría absoluta", cacarea en primera en su versión de papel. En la digital se adorna un poco más: "El PP se dispara y se coloca a solo dos escaños de la mayoría absoluta en Andalucía". El Mundo, por su parte, lo dejó ayer en 52 asientos, bien es cierto que con una horquilla estratostérica, que en la parte baja anunciaba 45.

También El Confidencial se abona al 52, aunque al titular, no lo atribuye a mérito del PP sino demérito del PSOE: "La debacle del PSOE andaluz dejaría a Juanma Moreno al borde de la mayoría absoluta". Y añade: "La caída de los socialistas por debajo del suelo de 2018 los coloca a 17,5 puntos de distancia del PP, que es primera fuerza en todas las provincias, logra 52 escaños y acerca a Moreno a la "mayoría suficiente" para gobernar solo".

En los editoriales respectivos se practica la consabida venta de la piel del oso. El de La Razón se resume en su frase final: "En definitiva, el Partido Popular, que doblaría sus resultados, roza la mayoría absoluta y confirma que los andaluces están mayoritariamente satisfechos con su gestión". Y chispún.

Con más entusiasmo, también el periódico azulón, a José María Marco se le ponen los dientes largos: "Los socialistas se dirigen al naufragio. Y lo peor, o lo mejor, según se mire, es que el naufragio puede ser el ensayo de una catástrofe nacional".

En ABC se hacen esfuerzos por contener la algarabía. Aunque ya habíamos leído que Andalucía será el ensayo general para el desalojo de Sánchez de Moncloa, esta vez el editorialista se ponme un tanto más prudente: "Andalucía no será en sí misma la que marque un posible final de ciclo de Pedro Sánchez, porque ese factor se contemplará con mayor claridad en las autonómicas y municipales de mayo del año que viene. Pero sí puede convertirse en el desencadenante de más nervios e inestabilidad en el PSOE, porque la tendencia parecerá difícilmente reversible ya para el sanchismo".

En El Confidencial, Ignacio Varela ni si quiera cree que haya que contar los votos: "En cuanto al pulso de la sociedad, casi no es preciso esperar al escrutinio. Se sabe que los andaluces no están arrepentidos del cambio que se produjo hace cuatro años; más bien al contrario, pretenden que se consolide. Se sabe que Andalucía se siente razonablemente cómoda con este Gobierno y este presidente, y ello incluye a buena parte de quienes no lo votaron entonces ni probablemente lo votarán ahora".

El jarro de agua fría lo vierte Santiago González en El Mundo, apoyándose en la flexible encuesta de su propio periódico: "Aunque en la parte más alta de la horquilla (52) le falten solo tres escaños para la absoluta. Deben tener en cuenta que en la parte más baja (45) les faltan 10 y eso parece otro cantar. Por otra parte, Vox no va a volver a entregar su representación parlamentaria para formar una mayoría que no se negocie con el partido verde, actitud esta muy comprensible: no sería en absoluto razonable que los dirigentes de Vox se sumaran, aunque fuese resignadamente, a la descalificación de sus votantes que promueven con entusiasmo el sanchismo, sus socios y sus cómplices".

Inasequible al desaliento, el subdirector de El Debate, Luis Ventoso, que lleva anunciando el fin del Sánchez desde que llegó a Moncloa, sella su quiniela: "El PSOE ha perdido la bandera de España. Y eso acaba pagándose. Su sumisión al separatismo ha irritado a muchos socialistas que son también patriotas. Pronóstico: si cae Sánchez, y todo indica que la tormenta económica de otoño le dará la puntilla electoral, el PSOE se irá diluyendo como un azucarillo, dulcemente, pero sin remisión".

Para el final, les he reservado una alucinógena comparación sobre los materiales de los que están hechos Sáchez y Núñez Feijó. La firma Pedro J. Ramírez en El Español. Como verán, todo un erudito: "Sánchez sigue siendo el hombre de goma con todas las propiedades del mucílago; pero está cometiendo un error político de bulto al no darse cuenta de que, tal vez por sus cercanías a Inditex, Feijóo está hecho de lyocell, la fibra semisintética de moda, fruto de la mezcla de componentes vegetales y procesos químicos. El resultado es un tejido sostenible y muy versátil, biodegradable y compostable, catalogado como "producto ético": un tecnócrata con ideología y moralidad o más bien un político honrado con probada capacidad de gestión". Ahí queda eso.