Cojan palomitas y disfruten de la penúltima gresca entre los ultramontanos sobre si el Borbón viejo tiene derecho a ir al funeral de Isabel II. La primera respuesta, en posición de firmes, corre a cargo de ABC. “Don Juan Carlos no solo puede ir, sino que debe ir”, titula su editorial el que fue órgano oficiosos de la corte española. Y añade que si le pica a Sánchez, que se rasque: “Nada tiene que opinar el Ejecutivo de la presencia o no de Don Juan Carlos, que está en su derecho de acudir a dar el último adiós a su prima, coetánea en el Trono británico durante todo su reinado en España. Crear una polémica añadida y sobreactuada sobre la agenda de Don Juan Carlos, y politizarla además involucrando a la Casa Real cuando de un funeral se trata, carece de sentido”.

“Porque es de normalidad de lo que se trata. De un Rey jubilado y anciano que acude al sepelio de una reina con la que compartía vínculos afectivos, históricos y un árbol de antepasados"

Ignacio Camacho

Como dosis de refuerzo, Ignacio Camacho añade en el vetusto diario: “Porque es de normalidad de lo que se trata. De un Rey jubilado y anciano que acude al sepelio de una reina con la que compartía vínculos afectivos, históricos y un árbol de antepasados. Sin desafiar a nadie, sin arrogarse representatividad diplomática ni asumir ningún papel impropio de su actual rango, sin pasar siquiera por el país que lo ha desterrado de facto. Su ausencia sería el verdadero motivo de escándalo si lo normal en España no se hubiera convertido en extraño”.

“Cabe exigir al monarca emérito un ejercicio de prudencia que pueda redundar en beneficio de la Corona, en línea con la exigente línea de ejemplaridad que ha impuesto Felipe VI a un alto coste personal"

El Mundo

También el mundo se acogen en su editorial al comodín de la normalidad institucional y tal Pascual: “La asistencia de Don Juan Carlos al funeral de Isabel II debe encuadrarse en el ámbito de la normalidad protocolaria, asumida como tal por el propio servicio exterior de Reino Unido desde el momento en que le cursó invitación oficial”. Lo divertido es que unas líneas más abajo, el amnuense se pone la venda antes de tener la herida: “Cabe exigir al monarca emérito un ejercicio de prudencia que pueda redundar en beneficio de la Corona, en línea con la exigente línea de ejemplaridad que ha impuesto Felipe VI a un alto coste personal. Ojalá que las escenas que veamos contribuyan a la plena normalización de la institución”.

"Pero el Emérito siempre acaba liándola”

Santiago González

Si quieren una versión clara, aquí tienen la de Santiago González en el mismo diario. Simplemente, el paquidermicida de Botsuana no en un tipo de fiar: “Y digo yo, qué necesidad tenía el monarca emérito de darse este capricho. No creo que su asistencia a las exequias por la Reina Isabel en Londres deban tener más tasa que la invitación por la familia de la finada y la aceptación de la misma por parte de Don Juan Carlos. Mediaba además, razón de parentesco: ambos eran primos en tanto que tataranietos de la Reina Victoria. Pero el Emérito siempre acaba liándola”.

"¿Dónde colocarán al cachalote coronado? ¿Junto a su hijo, con quien no aparece ni en pintura (en fotografía) desde enero de 2020? ¿En el coro, en un rincón oscuro de la sacristía?"

José Alejandro Vara

En Vozpópuli, José Alejandro Vara se casca un sabanón sobre el asunto, sin terminar de dejar clara su posición. Un sí pero no, no pero sí. En todo caso, un marronazo difícil de torear: “Un verdadero engorro personal, familiar, político, diplomático y hasta protocolario. ¿Dónde colocarán al cachalote coronado? ¿Junto a su hijo, con quien no aparece ni en pintura (en fotografía) desde enero de 2020, cuando el funeral de su hermana doña Pilar. ¿En el coro, en un rincón oscuro de la sacristía? ¿Con quién viajará a Londres? ¿Junto a alguno de sus amigos jeques de los Emiratos? ¿En jet privado, como cuando se desplazó a Sanxenxo, lo que fue motivo de crítica y escándalo?”.

Ramón Pérez-Maura, monárquico de los corbata verde con caspa abundante, se apunta al al sí, por supuesto, y viene a recomendar en El Debate ajo y agua a los que creían que el tipo se quedaría en el Golfo: “Lo que hemos vivido en los últimos días ha sido un gesto de apoyo inequívoco del Rey Carlos III a su primo el Rey Juan Carlos I y a los que no les guste, que les den. Huelga decir que Carlos III sabe perfectamente que Juan Carlos I está políticamente exiliado de España. No hay ninguna razón legal para que no pueda residir aquí. Y todos sabemos dónde vive”.

Y terminamos con el no rotundo de Carmelo Jordá en Libertad Digital: “Preguntarán ustedes, ¿no tiene derecho a ir al funeral de su prima? La respuesta es sencilla: no. La razón tampoco es complicada: allí donde esté el Rey de España no puede haber otro rey de España y el que debe ir a Londres es Felipe VI”. Ustedes y yo, que somos malvados, estamos deseando que vaya… y que la líe. No lo nieguen.