Las reacciones de la prensa de orden a la lluvia de millones anunciada ayer por Pedro Sánchez van de ‘La zorra y las uvas’ —“Están verdes”— al temblor de rodillas por si las medidas se traducen en votos.

"Doce meses malos para los españoles y buenos para Sánchez y sus socios"

Editorial de La Razón

En La Razón empieza sorprendiendo que la batería de bonos, descuentos y cheques ni siquiera esté en primera. La apertura es con el inquilino de Moncloa, sí, pero por otro vericueto: “Sánchez aparca la «mesa de diálogo» y desprecia la independencia”. Luego sí, en el editorial titulado “Sombrío balance con cheques y sin ellos” difícilmente se oculta el disgusto. Mucha pasta sí, pero, también está lo otro. Tomen aire: “El que acaba es otro año crítico para los hogares y las empresas, pero igualmente sombrío y desalentador para el conjunto de la nación, la democracia y la Constitución. Ha sido el de los beneficios a los presos terroristas, del olvido de las víctimas del terror, de la colonización de las instituciones, de la quiebra de derechos y legitimidades, de una catarsis ideológica y de valores, del ninguneo de la sociedad, de las victorias para los enemigos de la Carta Magna y el desarme de esta, del nepotismo de la izquierda, de la corrupción socialista y los ERE, de la eliminación del delito de sedición, del escándalo de la malversación, de la amnistía del procés, del «sí es sí», la ley Trans, la Guardia Civil fuera de Navarra... Doce meses malos para los españoles y buenos para Sánchez y sus socios”.

Dos páginas más, Pedro Narváez apostilla, además, que todo es una broma: “El día de los inocentes es hoy, pero en la víspera, Pedro Sánchez creyó que nos tomaría el pelo con ardor, bajando el IVA y susurrando palabras de amor. Oh, sí. Lo escuchaba, más bien, lo veía, porque cuando aparece Pedro da igual lo que pronuncie, uno se queda ensimismado en el centímetro que le ajusta la chaqueta: jamás un medio fue más el mensaje”.

"La auténtica crisis de España ahora mismo es de carácter institucional, y el presidente del Gobierno la enterró ayer bajo una lluvia de millones"

Editorial de ABC

Lo de ABC tiene su guasa. La consigna es que el plan puede fallar y que, de todas formas, el dinero no lo es todo: “El paquete de ayudas de Sánchez, unido a las últimas cifras de crecimiento de la economía, no permiten afirmar al cien por cien que España vaya a esquivar una recesión, pero sí que la economía no inclinará el tablero electoral, como presumían algunos estrategas de la oposición hasta el verano. La auténtica crisis de España ahora mismo es de carácter institucional, y el presidente del Gobierno la enterró ayer bajo una lluvia de millones”.

Palabra arriba o abajo es tal cual la tesis de director del vetusto diario, Julián Quirós, que pregona que no solo de ecomía vive el votante: “Las familias y las empresas se apretarán el cinturón, seguramente, pero la posibilidad de crisis se aleja, por fortuna, entre otras cosas porque la Administración nada en la abundancia gracias a la recaudación extra que le reporta la inflación. Ahora es Sánchez el que cree que la economía le premiará con un nuevo mandato y hasta le conseguirá el perdón de sus mentiras y sus pactos contra natura. Dinero barato, pues”.

"El resultado es sencillo: a esta gentuza hay que darle dinero para que sepa a quién tiene que votar"

Pablo Molina (Libertad Digital)

Y pese a que algunas de las medidas anunciadas son propuestas neoliberales (bajar el IVA, por ejemplo), el columnero de Libertad Digital Pablo Molina arruga el morro: “Sánchez y su Gobierno han hecho su particular análisis marxista y han determinado que deben actuar en la superestructura del subsidio para superar las contradicciones del voto de los pobres a los partidos de derecha. El resultado es sencillo: a esta gentuza hay que darle dinero para que sepa a quién tiene que votar. En ello están”.

Por ahí va también José Alejandro Vara en su moralina publicada en Vozpópuli: “Entramos en año 'muy intenso', apuntó. Electoral por más señas. Motivo por el cual, el oficiante de la kermesse postinera se empeñó en anunciar un despliegue populista de limosnas y espejuelos, socorritos y caridad con el que tranquilizar los esquilmados bolsillos de 'la clase media trabajadora', que disfruta de las navidades más estrechas que se recuerdan. Una burda estrategia para conseguir la sonrisa de las urnas contra la severidad de los pronósticos. "Platita y dádivas", le dicen en el cono sur”.

"La lluvia de millones aprobada en el Consejo de Ministros es una limosna que devuelve un tercio del exceso recaudado con la inflación, convirtiendo así el resultado de un robo en una herramienta clientelar"

Antonio R. Naranjo (El Debate)

Eso es prácticamente un calco de lo que anota en El Debate Antonio R. Naranjo. Hasta incluye la palabra limosna: “La lluvia de millones aprobada en el Consejo de Ministros es una limosna que devuelve un tercio del exceso recaudado con la inflación, convirtiendo así el resultado de un robo en una herramienta clientelar: Sánchez gastará 10.000 de los 33.000 millones que ha confiscado de más, y se los gastará exclusivamente en quienes cree más sencillo de convencer de que, a cambio, le den su voto”.

Como no podía ser de otro modo, el economista ultraliberal Ignacio Ruiz-Jarabo despotrica en The Objective: “Se trata de un nuevo paquete de asistencialismo, sí, pero con defectos de planificación, con dispersión de medidas y con determinadas injusticias sociales. Pero estos defectos no impedirán que se despliegue otro volcán de marketing político desde la Moncloa y, a lo peor, eso es lo que más le importa a nuestro presidente de Gobierno”.

"Cuando Pedro miente a lo grande modula la voz hasta licuarla en un hilillo de dulzor fónico solo al alcance de una teleoperadora erótica"

Jorge Bustos (El Mundo)

Terminamos con Jorge Bustos, que en su crónica de El Mundo no se fija tanto en el fondo como en la forma. Y por anpurar las analogías, que no quede. Sánchez es una teleoperadora erótica: “Apunté como pude otras muchas mentiras que fue encadenando la voz de Pedro, especialmente aflautada para la ocasión, porque cuando Pedro miente a lo grande –como en los balances de fin de año– modula la voz hasta licuarla en un hilillo de dulzor fónico solo al alcance de una teleoperadora erótica. El amor que ofrecen estas teleoperadoras es mentira y las promesas de Pedro también”.