Tenemos en Pamplona una alcaldesa que abunda mucho en una serie de tópicos: "nuestras fiestas", "nuestras tradiciones", "nuestra ciudad", "los pamploneses de bien"... Pues en uno de los días más esperados del año, el 7 de julio, ha sido capaz de suspender un acto tradicional y querido por cientos de pamploneses y admirado por miles de visitantes como son los tradicionales bailables de txistu y gaita de la plaza del Castillo para poner la pantalla para que la gente pudiera ver la eliminatoria de fútbol, la cual se podría haber puesto en cualquier otro escenario en los que el día anterior había pantallas (paseo Sarasate, Antoniutti, el monumento al encierro en Carlos III).
Esta persona y su grupo municipal tan navarro se han cargado un acto que lleva hecho en Pamplona, como mínimo, dos siglos y que está descrito en uno de los libros más bonitos que describen los Sanfermines, El barrio maldito, del navarro Urabayen, y que incluso el tan mitificado Hemingway en su visita a Pamplona describe el baile de los mozos en la plaza al son del txistu y el polvo que levantan mientras está sentado en una terraza en el Iruña.
En fin, 60.000 euros más que se han ido en época de crisis. Esperemos que el domingo no hagan una cosa tan insultante para muchos pamploneses y navarros porque se puede compatibilizar el fútbol sin suspender algo tan bonito como nuestras tradiciones. Lo dice un "navarro de bien".