El Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria-Gasteiz ha condenado a dos años y tres meses de prisión al arqueólogo Eliseo Gil por un delito continuado de estafa y un delito continuado de falsedad documental por el caso de los falsos hallazgos en el yacimiento de Iruña-Veleia (Álava), en los que aparecieron inscripciones en euskera y en latín.

La sentencia subraya que Gil, "a sabiendas de la falsedad" de las inscripciones o grafitos que presentaban las piezas desenterradas, se concertó con Cerdán "para la realización de algún informe que pudiera corroborar la apariencia de autenticidad" de dichas inscripciones.

El juzgado considera probada la "falta de veracidad" de los tres informes, que fueron elaborados sin haber practicado los análisis de espectroscopia nuclear requeridos para poder determinar la autenticidad de los grafitos. Además, constata que pese a conocer la falsedad de estos informes, Gil y Cerdán, "movidos por el ánimo de obtener un lucro ilícito", facturaron dos de ellos a la Diputación de Álava por algo más de 12.000 euros.

La resolución judicial constata que entre los meses de julio de 2005 y junio de 2006, Eliseo Gil "bien por sí [mismo] o bien por medio de terceras personas, realizó incisiones para dotar de diversas inscripciones en 36 piezas arqueológicas tardo-romanas auténticas de cerámica" que habían sido desenterradas en el yacimiento.

La manipulación de las piezas desenterradas, según el juzgado, se efectuó "con la intención de dotar a los hallazgos del yacimiento de un pretendido valor histórico-cultural-religioso que no tenían", con lo que las piezas auténticas "quedaron deterioradas de forma irreversible".

Dos artículos Oir campanas y no saber dónde e Inquietos vascones, pero no tanto, fueron escritos por un arqueólogo y un filólogo respectivamente, rebatiendo mi artículo titulado Inquietos vascones, en las que sostengo que los vascones, originarios de un territorio que coincidía básicamente con la actual Navarra, colonizaron y extendieron su lengua por los actuales territorios del actual Euskadi o provincias vascongadas. Al parecer al filólogo Elexpuru no le entra en la cabeza que los navarros seamos más vascos que ellos. Y el arqueólogo Gil quería demostrar, como sea, que el euskera ya se hablaba en tiempos de los romanos en la llanada alavesa. Y es que nos ven a los navarros como demasiado parecidos a los del sur, a los ibéricos, al resto de la población peninsular. Y es cierto que nosotros, los vascones, somos población autóctona de la península, no como esos vascongados que tienen un fuerte componente celta.

La Fiscalía de la Audiencia Provincial de Álava y el letrado de la Diputación de Álava, que actuaron como acusación particular, mantuvieron que el exdirector del yacimiento romano de Iruña Veleia Eliseo Gil falsificó los grafitos objeto del juicio en una actuación premeditada. El Ministerio Público consideró que el citado es el autor y alternativamente responsable por omisión y consideró probada la falsificación de 291 piezas del yacimiento en base al contundente informe elaborado por el geólogo del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), que en su testimonio habló de burdas falsificaciones y aseguró que se localizaron restos de acero común e incluso acero inoxidable en los surcos de los grafitos. EL letrado de la Diputación Foral de Álava sostuvo que la autoría de Gil "es clara, clarísima, de propia mano" y lo acusó de actuar de forma premeditada mediante actos y omisiones. Nadie podía esperar que se cometiese una barbaridad así, añadió el letrado de la acusación particular, quien afirmó que no hay ninguna duda en la burda falsedad de los grafitos y que existe prueba plena y múltiples indicios de que Gil es el autor.

En el banquillo de los acusados también estuvo Rubén Cerdán para quien la Fiscalía pide dos años y medio de cárcel por estafa.. Las acusaciones echaron por tierra su capacitación y los informes que supuestamente elaboró Cerdán para acreditar la autenticidad de los grafitos que calificaron de "pura literatura". En la causa había un tercer imputado, Óscar Escribano, colaborador de Gil, que ha sido condenado a un año de cárcel tras reconocer en el inicio del juicio que había hecho con un punzón una inscripción en una pieza a modo de "broma".

Para finalizar, voy a reproducir parte del artículo de Elexpuru, titulado Inquietos vascones, pero no tanto: El autor se enreda en una maraña que le es ajena, de la que quizás le haya llegado una sobredosis de información no del todo digerida y mucho menos asimilada. Es la teoría de la vasconización tardía de los territorios vascos una cuestión nada baladí. Una hipótesis que ha hecho correr ríos de tinta y lo que nos quedará por ver. Nada que objetar a quienes la defienden y tampoco a los que la tienen por incorrecta. Más allá de argumentos basados en una reconstrucción filológica de lo que pudo haber sido, lo cierto es que el análisis arqueológico de esas etapas históricas no se compadece con un presunto basculamiento de pueblos de más allá de los Pirineos o del área vascona que lo justifiquen. Por el contrario, los datos sobre el poblamiento, sus modelos y distribución señalan machaconamente hacia un máximo en la ocupación del espacio en época romana y no en los llamados siglos oscuros de la Antigüedad tardía.

En el artículo Oir campanas y no saber dónde, decía Eliseo Gil: Nadie ha declarado haberme visto realizando tales acciones sobre las citadas piezas, por lo que en el artículo de Aranguren se cuelan falsedades de calibre monumental. Ha confundido el alambicado argumentario de un peritaje de parte -análisis grafológico- con el desarrollo de los hechos.

La teoría de la vasconización tardía es posible que sea solo una teoría, pero la pregunta que surge es : ¿Por qué han intentado demostrar que la lengua de los vascones ya se hablaba en Euskadi en el siglo VI?. A algunos se les va a caer la cara de vergüenza.