entiendo que el presidente de Osasuna esté ilusionado con la posibilidad de que su candidatura sea la elegida para prender la mecha del Chupinazo. ¡Y quién no! Después de palpitar hace solo unos días desde el balcón de la casa consistorial al ritmo de esa plaza abarrotada de personas y teñida de rojo es muy fácil ponerse en situación de un 6 de julio a las doce menos cinco del mediodía. Sin embargo, Luis Sabalza debería dar un paso atrás, aunque la decisión tendría que tomarla al unísono con quienes propusieron su candidatura, la Asociación de Corredores del Encierro, sobre todo por no hacer un feo a quienes le apadrinaron con la mejor intención y cargados de argumentos al hilo de los incontables éxitos deportivos de la temporada. Pero no es el momento de Osasuna, que ya protagonizó el inicio de la fiesta en 2000, sino de La Pamplonesa, que a sus numerosos méritos, al arraigo y el cariño que tiene en la ciudad, une la circunstancia irrepetible de celebrar sus primeros cien años de vida. Tirando de sentimientos, para muchos será una elección difícil; es como preguntar si quieres más a papá o a mamá. Es por eso que, sin hacer de menos a nadie, sería bueno que Sabalza zanjara este asunto y evitara esta votación fratricida, que se cierra el próximo día 10. Sería uno de los goles más aplaudidos de Osasuna: el de la generosidad.