er morir a una generación que tanto ha luchado en esta vida es seguramente lo más cruel de esta pandemia. Suman más de 11.000 en residencias de todo el Estado. Realidad tozuda independientemente de los datos que se manejen. Y de la forma de contarlos. Los muertos han pasado de golpe en Navarra de 252 a los 340 actuales porque Salud no incluía hasta ahora en el recuento a los fallecidos en residencias. Y se sigue sin añadir a los fallecidos con síntomas pero sin diagnóstico confirmado por no haberles hecho la prueba. El Instituto de Salud Carlos III reflejaba del 22 de marzo al 3 de abril 503 muertes, unas 295 más de las esperadas en esa época. Hasta que no se han hecho los test a todos los trabajadores de residencias y residentes asintomáticos (empezaron con cuenta gotas) , lo que se ha producido esta semana, no hemos sabido el alcance del problema; dando palos de ciego (aislar a unos y no a otros...). Para entonces ya se habían producido múltiples contagios. No se entiende que habiendo tantos laboratorios en la red sanitaria pública y privada no hayamos puesto en marcha antes estos controles, sea o no por dictado de Madrid. Habrá que tomar nota para lo que venga. También para saber cuánto hay de atención y de negocio en estos centros asistenciales.