iene razón la presidenta Chivite. No podemos asociar los valores de lo rural "a la camisa de cuadros y al pantalón de pana". Claro que no, es un tópico muy viejo, parte de un tiempo tan remoto como el zurrón del pastor, la trilla en la era o usar las cuadras como retretes para el personal de la casa, por poner tres ejemplos que suenen a la gente de campo de más edad. El agricultor hoy viste vaqueros, camiseta y zapatillas de diseño moderno. Y lleva un teléfono móvil. Ahora lo rural se identifica con unos enormes tractores, con música y aire acondicionado, fórmulas uno agropecuarios. Ahí no se sube cualquiera. Sobre los pueblos hay muchos tópicos basados en el desconocimiento y en la falta de interés de los urbanitas. Y ahora una honda preocupación ante su progresivo despoblamiento y el desequilibrio territorial. Los pueblos ya no son lo que eran. Muchos de ellos han adquirido fisonomía de barrio de extrarradio; otros han remozado sus casas de gruesas piedras, han urbanizado sus calles y han quedado como para presentarse a un concurso de embellecimiento; y unos cuantos más languidecen y echan de menos las voces de los niños. Ayer, los políticos eligieron Soria (emblema de la desertización humana) para buscar fórmulas con las que revitalizar el mundo rural. Hablaron de emprendimiento, de innovación, de vertebración... Terminada la jornada, regresaron a sus ciudades.