El refranero lo explica bien: como casi todo. ‘Gato escaldado de agua fría huye’, ‘Más vale prevenir que lamentar’, ‘Hombre prevenido vale por dos’… y un puñado más del repertorio de la basta filosofía popular. Después de sufrir el impacto reciente en pérdida de vidas provocado por catástrofes naturales (Biescas y Valencia), las autoridades extreman la prevención sin poner peros ni cortapisas.
Nadie quiere verse señalado por no actuar a tono con su responsabilidad en una situación crítica. En Pamplona, viernes y sábado quedaron suspendidos varios actos del programa de fiestas (en particular los diseñados para niños) ante el anuncio del paso amenazante de una dana. Técnicos municipales avisaban con mucho tiempo a los espectáculos programados de que serían suspendidos si el tiempo se ponía feo. Esta vez, la descarga tuvo lugar en la muga con la provincia de Zaragoza, pero aquí hubo celeridad a la hora de poner en marcha los protocolos.
También lejos de Pamplona, en un refugio del pirineo ilerdense, los teléfonos de montañeros y senderistas navarros saltaban al unísono con la alarma que anunciaba la alerta roja en la zona. Todos optaron por no correr riesgos. Ha sido muy duro lo ocurrido en Valencia como para no aprender la lección.