los ornitólogos y amantes de la naturaleza en general sabemos que a veces es más fiable la cita de una especie detectada por su canto que a través de la vista. Además, muchos animales son más patentes por sus emisiones sonoras que por otras actividades. Todo lo cual convierte a los sonidos animales y a los registros que se hacen de ellos en una herramienta valiosísima para cualquier estudio sobre presencia y abundancia, así como para detectar cambios de tendencia a lo largo del tiempo. En otras palabras, para estudiar la biodiversidad.

Escuchar la naturaleza es un gran placer estético. Las vibraciones de las moléculas de aire (o de agua) que llamamos sonido encierran no sólo belleza, sino también mucha información. En todo tipo de medios se escucha cómo los animales tratan de comunicarse a distancia sobre el ruido de fondo, causado tanto por otros animales (incluso los humanos y sus actividades) como por el medio físico (agua, viento). El sonido es un sistema de comunicación valioso, pues evita los obstáculos y puede alcanzar grandes distancias. Los grupos más puramente acústicos dentro de los animales son los ortópteros, las cigarras, los anuros (anfibios sin cola) y las aves.

La mayoría de las señales acústicas a larga distancia tienen un mensaje único: “Soy un macho de la especie X, si eres una hembra receptiva de mi especie acércate, si eres otro macho de mi especie, aléjate”. Por consiguiente, la información sobre la identidad de la especie es muy importante en estos mensajes. El canto es pues algo así como la firma de identidad de las especies, la característica que utilizan las hembras para decidir con quién aparearse.

Por otro lado, el sonido es efímero y puede ser difícil de localizar, tanto por el receptor como por potenciales depredadores, pero los sistemas de grabación de audio permiten capturar y estudiar con detenimiento estos sonidos y los registros pueden ser de gran utilidad para mejorar el conocimiento de la naturaleza. Hoy en día hay importantes estudios científicos sobre los sonidos naturales, tanto en medios terrestres como en el medio marino. Las colecciones científicas de sonidos son los depósitos de estos materiales y permiten investigar diferentes aspectos de la naturaleza.

Las colecciones de sonidos emitidos por animales recopilan, clasifican y almacenan los registros de las principales especies que usan señales acústicas, así como paisajes sonoros de los medios naturales. Todo este material se reúne en las denominadas “colecciones bioacústicas”, donde se conserva y actualiza la información garantizando su acceso y ofreciendo una herramienta sumamente útil para el estudio y la conservación de la biodiversidad. Además, por supuesto, tiene un gran interés como recurso educativo.

Por otra parte, observar aves en Navarra es una de las mejores formas de disfrutar de la naturaleza. Lo podemos hacer en diversas épocas del año, por su situación privilegiada que la convierte en paso obligado de las rutas migratorias europeas más importantes. Como ahora, en verano, en que ha comenzado ya la migración del norte al sur. A esto se suma la multitud de espacios naturales que podemos recorrer. No en vano, es una tierra llena de contrastes donde casi sin darnos pasaremos de una árida estepa a un bosque frondoso. Esta gran variedad de hábitat hace que aniden aquí un gran número de especies: desde las esteparias a las rapaces, forestales o acuáticas? unos 330 tipos diferentes de aves están esperándonos en Navarra.