Pocas veces se tiene la oportunidad de participar aportando reflexiones en un proyecto de tanta envergadura para la ciudad de Pamplona/Iruña como es la transformación del Monumento a Los Caídos y su entorno urbano. Una actuación que además, como bien señaló el alcalde, tiene una proyección memorialista europea.

Resulta realmente curioso que solo uno de los proyectos seleccionados proponga el derribo del Monumento, cuando en las bases se dice “que la propuesta debe asumir la resignificación del monumento, que podría suponer incluso su desaparición, eliminando la apología del bando vencedor en la guerra”. Un edificio con tanta simbología fascista y dedicado exclusivamente a los muertos del bando franquista en la Guerra del 36, requiere si no se desea el derribo total, al menos una transformación integral. Su resignificación tiene que quedar patente desde la imagen exterior hasta en su interior. Y para ello está la arquitectura y los/as arquitectos/as para plantear una solución que, sino resulta la mejor para la parte vencida y humillada tantos años, por lo menos que la ciudadanía podamos pasear por el entorno sin desagrado y sin que se te hiele el alma.

Analizando las siete propuestas desde el punto de vista arquitectónico y urbanístico, se puede observar que hay coincidencias, que hay buenos hallazgos diferentes en cada una de ellas siendo sus puntos fuertes, no siendo quizás una única propuesta la que a mi parecer recoja los aciertos de todas. Destaco lo que considero que merece la pena tener en cuenta:

1- La eliminación del estanque central ganándolo como espacio de usos flexibles y múltiples es un acierto, así como la peatonalización de la plaza lo que enfatiza la conexión peatonal con la parte trasera.

2- En la propuesta que propone la eliminación del edificio, lo sustituye por un porche que cierra bien la plaza en su parte sur y un edificio ladeado. Esta nueva edificación se configura como un nuevo monumento de rememoración. Construido dentro del porche pasa desapercibido.

3- Las arquerías laterales del monumento desaparecen en varias propuestas, viendo dichos proyectos no se las echa de menos y consiguen quitarle esa impronta de arquitectura cerrada y franquista. Además, la permeabilidad espacial con la parte sur se hace más clara y limpia.

4- En el monumento en sí, las propuestas que eliminan toda simbología arquitectónica de carácter religioso y fascista (cruces en remate, pintura mural en el interior de la cúpula, frontones, torres de campanario, cripta?) fomentan y resaltan la imagen arquitectónica de conjunto civil. Dejar restos intactos de esta simbología no ayuda para nada en su resignificación y que lo podamos contemplar con otra mirada.

5- El interior de la cúpula si se deja tal cual sigue siendo un espacio panteón, un espacio vacío y frío. En cambio, en la propuesta que interviene dentro de la volumetría interior añadiendo unos anillos o plataformas circulares exteriores a las grandes pilastras de la cúpula, consigue transformar el espacio ocupándolo y dotándolo de escala humana y además, posibilita usos como el de biblioteca o galerías expositivas.

6- Me parece acertada la idea de reutilización de la cubierta como terraza-mirador.

7- La apertura de grandes ventanales en los muros del edificio entre sus pilastras le confiere una significación civil al conjunto, frente a la hermeticidad del monumento actual.

8- La idea de pintar el edificio en blanco hace que la imagen final sea muy diferente a la actual lo que le da un punto de modernidad muy necesario.

9- La propuesta que elimina la plataforma artificial sobre la que se eleva el monumento (escalinata, balaustradas, jardineras) bajándolo de cota de acceso a nivel de la plaza consigue bajarlo de su pedestal y convertir un monumento expuesto en un edificio con uso.

10- La idea de añadir un edificio posterior adosado al ábside posibilita la viabilidad de la operación incrementando los usos del conjunto.

11- Las propuestas que incluyen la eliminación de la iglesia de Cristo Rey y la casa parroquial, aunque resultan interesantes, su alto coste económico y social imagino que las vuelven inviables.

Si no cae al final el Monumento, ¿se puede coger lo mejor de cada una de las propuestas y hacer un proyecto que las incluya? La reflexión por parte de los equipos de arquitectos/as ya está hecha, ahora le toca a la ciudad definir la mejor solución en un proyecto con vocación de transformar y perdurar.