a actual epidemia del coronavirus de nivel global ha traído entre otras cuestiones lo que la ciencia ficción en libros y películas predecía: un enemigo común para toda la humanidad. Porque este virus, como otros que vendrán, no entiende de fronteras, ni distingue entre pobres y ricos, ni entre gobernantes y ciudadanos corrientes. Ante amenazas globales solo queda soluciones globales y si esto, como vaticinan algunos, va a ser continuo a partir de ahora, todo el sistema organizativo y social se tambalea. Como dice Eslavoj Zizek???: "Semejantes amenazas globales dan lugar a su vez a una solidaridad global, pues nuestras pequeñas diferencias se vuelven insignificantes y todos trabajamos juntos para encontrar una solución" y añade "la cuestión es reflexionar sobre el triste hecho de que necesitemos una catástrofe para ser capaces de repensar las características básicas de la sociedad en la que vivimos".

Así es, esta pandemia mundial nos va a ayudar a repensarnos individualmente y como colectividad. Deberíamos preguntarnos qué sentido tiene tanto consumo, tanto viaje, tanta competitividad, tanta individualidad, tanta desprotección, tanta privatización€ Deberíamos empezar a cambiar hábitos y maneras de ser: consumir lo necesario, viajar por nuestro entorno, basarnos en la cooperación, ser más solidarios, actuar colectivamente, fortalecer los servicios públicos€ Todo esto serían los efectos secundarios beneficiosos de la pandemia si somos capaces de ver la magnitud de la gravedad e interiorizar una nueva actitud. La cuarentena forzosa de toda la población nos ayudará a que toda la gente ha sentido y padecido lo mismo, por lo que es imposible verlo como un problema individual, menor o baladí. Cualquiera le recordará a cualquiera "acuérdate de cuando estuvimos confinados y no podíamos salir de casa€".

¿Y los efectos secundarios perjudiciales, cuáles podrían ser? Buyngh-Chull Han nos dice: "El coronavirus está poniendo a prueba nuestro sistema. Al parecer Asia tiene mejor controlada la pandemia que Europa", ¿por qué? Porque son estados con mentalidad autoritaria y la gente de allí son más obedientes que en Europa. Pero hay algo que Han señala: "para enfrentarse al virus los asiáticos apuestan fuertemente por la vigilancia digital". En Asia no hay prácticamente protección de datos y los Gobiernos recopilan datos y más datos de cada persona "se controla cada clic, cada compra, cada contacto, cada actividad en las redes sociales. A quien cruza con semáforo en rojo, a quien tiene trato con críticos al régimen o a quien pone comentarios críticos en las redes sociales le quitan puntos. Entonces la vida puede llegar a ser muy peligrosa". Nos dice asimismo que en China hay 200 millones de cámaras de vigilancia y que muchas de ellas con reconocimiento facial, con medición de temperatura corporal. Todo se controla, por lo que en el caso de la pandemia la tecnología del control se ha puesto a disposición de las autoridades sanitarias, sabiendo en todo momento quién está infectado y dónde está. La pérdida de la libertad individual es patente.

¿Cómo aceptamos un cambio así, de esa magnitud en Europa? Con el miedo, con una epidemia que nos mate, que nos hagan ver que nos puede aniquilar y para protegernos seamos capaces de ceder nuestros derechos en pos de una protección total. Lo que no vemos o no nos damos cuenta es que la protección que nos van a prometer es como la protección del sanitario que lo oculta totalmente, no sabes quién es y esa protección lo aísla de todo y de todos, no puede haber contacto alguno. El contacto solo se puede dar en el espacio aséptico de la intimidad del hogar, la calle, la relación social la van a convertir en un peligro para que nadie se socialice.

¿Cómo será este proceso? Primero ha venido la alerta y la declaración de pandemia mundial (un enemigo común), luego el confinamiento de la población (sensación de angustia y de pérdida de movilidad), la retransmisión en directo de las muertes y del colapso sanitario porque nos contagiamos todos a la vez (el miedo a que te toque o le toque a un ser querido), el uso de mascarillas (ocultamos nuestra cara volviéndonos anónimos), nos distancian perdiendo el contacto (la otra persona no es fiable), sacan a las policías y los militares a las calles (para controlar cualquier movimiento), no podemos manifestarnos (imposibilidad de queja colectiva), las formas de contagio es por el contacto manual con las cosas (por lo que vendrá la desaparición del dinero), todo se pagará con tarjeta de crédito (todo gasto estará controlado) y en aras de la seguridad toda nuestra información personal pasará al Estado (historial médico, hábitos de compra, movimientos€), a partir de esto ya sabrán todo de cada uno/a de nosotros/as (pérdida de la intimidad), estaremos ante la asiatización de Europa con todas sus consecuencias sociales (autoritarismo y control social) y laborales (pérdida de derechos y precarización de los empleos).

Hay una escena en la película Match Point de Woody Allen, donde la pelota de tenis queda en un momento del juego en difícil equilibrio sobre el canto de la red. Si cae a un lado el protagonista queda como inocente y se libra, y si cae al otro lado se descubre su asesinato, ¿a dónde caerá nuestra pelota, saldremos fortalecidos y renovados como sociedad democrática o por el contrario acabaremos perdiendo la partida, desapareciendo nuestros derechos en una sociedad autoritaria? Estamos a tiempo de darle la vuelta al partido y ganar esta partida, nos la merecemos.

Este virus, como otros que vendrán, no entiende de fronteras, ni distingue entre pobres y ricos, ni entre gobernantes y ciudadanos corrientes

¿Saldremos fortalecidos y renovados como sociedad democrática o desaparecerán nuestros derechos en una sociedad autoritaria?