ucho se ha hablado y se ha escrito sobre la eficacia de las Políticas Activas de Empleo como impulsoras de la activación laboral y potenciadoras de las empleabilidad de los trabajadores y trabajadoras, y siempre se señala a una de ellas, la orientación, como la responsable de asumir el reto articular y dinamizar todas las demás.

En 2021 avanzaremos en Navarra, bajo el liderazgo del Servicio Navarro de Empleo-Nafar Lansare (SNE-NL), hacia ese ideal de integración. Lo haremos a través de un nuevo modelo de relación con las entidades especializadas que contrata el organismo para ofrecer un servicio que no alcanza a prestar con personal propio.

La licitación pública ahora resuelta representa un salto hacia el fortalecimiento del sistema público de empleo. Hay tres novedades relevantes.

Por un lado, el personal de orientación contratado va dedicar parte de su jornada (10%) a la prospección de puestos de trabajo en empresas, para promover la inserción de las personas asesoradas. Reforzamos el valor de la orientación y el conocimiento de sus profesionales sobre el mercado de trabajo.

Además, los itinerarios van a estar dirigidos a que trabajadoras y trabajadores adquieran nuevas competencias personales y profesionales, capaces de conectar las necesidades de las empresas con los objetivos profesionales personales. Contar con la formación necesaria en el momento preciso es clave para incrementar la empleabilidad y la ocupación.

En tercer lugar, vamos a reforzar la coordinación entre las agencias de empleo y las entidades. Al compartir estrategia en la ejecución del Plan de Empleo, afrontaremos mejor los retos económicos, sociales y territoriales, trabajando de la mano con los agentes económicos de zona.

En definitiva, tres novedades para contar con una red de orientación más sólida y útil para la sociedad navarra, con un liderazgo público fuerte. Porque en las políticas activas de empleo, la orientación juega un papel esencial, es la clave de bóveda, el elemento tractor de todas las demás.

El modelo implantado incluye otras novedades. Pasamos de contratos vinculados al número de atenciones a un modelo "abierto". Esta flexibilidad permitirá atender los procesos de activación rápida de perfiles afectados por la crisis de la covid; o que las personas acudan cuantas veces necesiten a su orientador u orientadora de referencia. Ponemos en el centro a cada persona. Y para cubrir sus necesidades, las y los asesores tienen que contar con formación especializada y con un conocimiento profundo del mercado de trabajo y de la oferta formativa.

El SNE-NL establecerá prioridades de activación según las necesidades de cada momento, manteniendo siempre la mirada en aquellas personas en situaciones de mayor vulnerabilidad. A ellas nos debemos y por ello les prestamos asesoramiento de mayor intensidad. Además, analizando la crisis de la covid, hoy es preciso reducir el desempleo entre la gente joven, las personas de origen extranjero, las mujeres y las personas con empleos precarios.

En momentos pandémicos, la orientación profesional ha tenido que adaptarse y reinventarse. Las y los profesionales hemos perdido contacto directo y relación con las personas usuarias, porque la cercanía física se ha sustituido por videollamadas, teléfonos y mails. ¡Qué difícil es trabajar temas como la autoestima o la autoconfianza cuando no puedes mirar directamente a los ojos! Pero también, qué suerte hemos tenido de disponer de estas tecnologías para poder seguir prestando un servicio esencial, mientras poco a poco recuperamos la atención presencial.

La orientación profesional va a ser clave para la recuperación. Europa recomienda desplegar Políticas Activas de Empleo (PAE) pegadas al territorio y al mercado de trabajo; cercanas a la empresa; ágiles, flexibles y eficaces. Además, esta política activa constituye el primer eje de la Estrategia Española de Activación para el Empleo. De hecho, Ministerio y CCAA estamos impulsando una reforma más ambiciosa de este servicio. Igualmente, el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia incide en la importancia de la orientación, por su capacidad de adaptación a los cambios que se están produciendo en la sociedad, la economía y el modelo productivo.

Las y los profesionales de la orientación no solo acompañan en la búsqueda de empleo, no solo guían a las personas en la elaboración de su currículum o para afrontar una entrevista. Les ayudan a definir sus objetivos profesionales, dirigen la mirada hacia las alternativas que ofrece el mercado laboral y los cursos que permiten mejorar competencias. Y además, en muchos momentos ayudan a las personas a focalizar la atención hacia lo positivo que tienen, hacia fortalezas y potenciales a veces no autopercibidos. Trabajan las habilidades personales trasversales, tan relevantes en la situación actual: la resiliencia, la transformación ante los cambios o la actitud positiva.

Y, además de todo esto, son agentes integradores del sistema de empleo, de las diferentes políticas activas, y de respuesta a las necesidades de los sectores empresariales.

En definitiva, en estos tiempos de incertidumbre y de cambio, la orientación constituye un cimiento de la reactivación. Por eso invito a las personas desempleadas y con empleos precarios a recurrir a nuestra red en 2021.

La autora es directora gerente del Servicio Navarro de Empleo-Nafar Lansare