as zonas arboladas proporcionan múltiples servicios ambientales, contribuyendo a la protección del suelo contra la erosión y participando en el ciclo del agua al determinar la disminución de la escorrentía que favorece la reposición del agua de los acuíferos. Mantienen la cubierta vegetal, regulan el clima local a través de la evaporación-transpiración, regeneran el aire contaminado y protegen la biodiversidad como hábitats de numerosas especies.

Los cambios actuales y futuros que se producen en el clima mundial como consecuencia del cambio climático y otros fenómenos climáticos extremos, afectan y afectarán a las zonas forestales por la subida de las temperaturas y por la reducción previsible de la pluviometría.

Las zonas arboladas precisan para su conservación de una gestión adecuada, con manejo racional de los rodales, especialmente para hacerlas resilientes y menos vulnerables frente al cambio climático y a otros fenómenos. Es un error priorizar la rentabilidad económica en la gestión por encima de la sostenibilidad, que a corto plazo puede acarrear consecuencias importantes.

En nuestra comunidad la Ley Forestal, y sobre todo la Agenda Forestal en vigor, priorizan el lucro económico principalmente a través de los aprovechamientos. Algunas veces por encima de los valores ambientales, sociales, paisajísticos... Esta práctica, que viene de lejos y no solamente en Navarra, se puede entender porque hasta ahora no se tenía conciencia de que el cambio climático era algo prioritario y urgente. Esto no significa que Navarra no proteja sus zonas arboladas.

Nuestra comunidad es diversa, con climas mediterráneo y atlántico que naturalmente requieren una gestión forestal en función de los regímenes de pluviometría, temperaturas, suelos, etcétera, pero la legislación es la misma para la zona norte que para la sur. Tenemos que, mientras la naturaleza renueva sin problemas las talas y clareos en los robledales del Baztan, en la zona sur es necesario reponer lo talado porque generalmente no brotan nuevos ejemplares. Esto requiere un diferenciado manejo de la gestión forestal.

En la zona Media y Ribera de Navarra durante décadas se han plantado millones de pinos de rápido crecimiento y su función ambiental ha permitido mantener suelos pobres y dar cobijo a otras especies vegetales y animales. En los últimos años se han producido importantes talas con criterios de rentabilidad económica, algunas a matarrasa, que han sido mal recibidas por la ciudadanía.

Caso de Lerín. Los Pinares de Lerín son antiguos pinares de repoblación muy naturalizados que presentan las características típicas del hábitat. Cuentan con 750 ha. de pino alepo-carrasco en suelos pobres con alto contenido en yeso y arcilla. Esta especie forestal soporta bien altas temperaturas y sequías prolongadas, es muy resistente a la aridez y apropiada para prevenir la erosión, por lo que justifica su función ambiental en la zona.

El Ayuntamiento de Lerín ha decidido realizar una importante entresaca. De los ejemplares adultos existentes pretende talar el 35%, o sea 17.500 ejemplares de entre 70 y 85 años de edad (según la empresa Bioma forestal). Estos ejemplares pueden vivir el doble de tiempo. La justificación que da es que "así se regenerarían los pinares y que con los beneficios de las talas de los ejemplares adultos podrán acometer las de los pinares jóvenes". De llevarse adelante las talas propuestas, además de la reducción importante de ejemplares adultos, los daños ambientales y sociales serían importantes, dado que se intervendría con maquinaria pesada que dañaría los suelos y sus hábitats, como ha ocurrido en otras localidades.

Si el Ayuntamiento de Lerín no dispone de medios económicos para gestionar adecuadamente sus pinares, debería pedir al Gobierno de Navarra que dichos pinares sean declarados en su totalidad como espacio protegido o montes de utilidad pública. Así, sería nuestro Gobierno quien interviniera en la gestión, pero con "criterios de sostenibilidad". Además, el Servicio Forestal dispone de fondos económicos para estos casos.

Llama la atención el que una parte de los Pinares de Lerín está protegida y para intervenir en ella se precisa atenerse a lo que permite su protección. Esto porque forman parte de la ZEC/LIC Yesos de la Ribera Estellesa y contiene las acciones, medidas y directrices que responden a las exigencias ecológicas de los hábitats y taxones recogidos en la Directiva 92/43/CEE. Esta alberga hábitats naturales, flora y fauna silvestre representativos de Navarra, que en algunos casos se encuentran amenazados de desaparición. La otra parte donde se pretende realizar las talas no está protegida, aunque la composición de los suelos sea semejante y representa una continuidad física.

Los bosques son importantes sumideros de carbono y sus aportaciones resultan vitales en los planteamientos de la UE para lograr la neutralidad climática para 2050. Sin embargo, la creciente demanda de productos forestales y servicios promovida por la bioeconomía plantea serios desafíos en la gestión forestal sostenible.

Aunque los bosques europeos hayan crecido en extensión en las últimas décadas, también han sufrido un aumento en la tasa de aprovechamiento del 49% y un aumento en la pérdida de biomasa del 69% en el periodo de 2016-2018 en relación al de 2011-2015. Esto especialmente en los países nórdicos y la Península Ibérica. El aumento en la tasa de aprovechamiento forestal es el resultado de la creciente expansión de los mercados de la madera y los preocupantes proyectos, como Promobiomasse, cuyos objetivos son el impulsar la biomasa como combustible.

Los nuevos criterios en la gestión de los bosques que se están impulsando desde Europa y en el Ministerio de Transición Ecológica, tienen como objetivo incidir en mejorar las prácticas en la gestión adaptativa de las masas forestales ante el cambio climático y su función como sumideros de CO2. Según numerosos científicos, nos quedan 10 años para revertir el creciente calentamiento global de hasta los 3º al final del siglo y los bosques nos pueden ayudar.

Espero que los vecinos de Lerín sepan valorar y conservar el tesoro que tienen con sus Pinares y no permitan las talas proyectadas por su Ayuntamiento.

El autor es miembro del Consejo Navarro de Medio Ambiente

Es un error priorizar la rentabilidad económica en la gestión por encima de la sostenibilidad, que a corto plazo puede acarrear consecuencias importantes