un titular contundente activará las alarmas de las personas que lo vean ante la contundencia del dato. Posteriormente, se relajará la tensión al saber que las causas violentas han sido derivadas de accidentes de tráfico. La pregunta es: ¿valen menos estas vidas?

Tras más de treinta años, desarrollo ahora mismo labores de dirección en el Área de Tráfico y Seguridad Vial de Policía Foral, y quiero trasladar mi opinión sobre el tráfico, las víctimas que genera y la evolución en el comportamiento de las administraciones (está previsto un cambio en la normativa que modifica la visión centrada en la vía y en el vehículo hacia las personas, en especial los llamados usuarios vulnerables).

Revisando los datos de las últimas personas fallecidas en Navarra en accidentes de tráfico, me pregunto cuál hubiera sido la respuesta si el trágico suceso hubiera ocurrido en circunstancias diferentes: un atraco, una agresión€ Me pregunto si no hubiera habido una respuesta más contundente: concentraciones, protestas, declaraciones políticas, acusaciones particulares ante un hipotético juicio... y, en definitiva, me pregunto por qué a las personas fallecidas en accidentes de tráfico se les trata de forma diferente a otro tipo de muertes violentas. Porque como sociedad minusvaloramos a estas víctimas, lo asumimos como un tributo y nos igualamos a algunas películas americanas en las que cuando algún detective cae en desgracia, lo castigan haciéndole vestir de uniforme y mandándolo a regular el tráfico, equiparando esta labor como algo de menos valor, algo degradante.

Por la proximidad en el tiempo, y por la gravedad del hecho, me gustaría recordar a estas víctimas y mandar todo el ánimo y empatía posible a sus familias, así como a todas las personas afectadas por estos trágicos sucesos. Me imagino cómo estarán, me intento poner en el lugar de las otras partes implicadas: heridas graves, en las que han causado el accidente, en cómo les puede cambiar la vida.

Las principales causas de los accidentes (en sí una, siempre está presente la persona que conduce) son tres: influencia del alcohol y/o drogas, distracciones y velocidad.

*Alcohol y drogas: Policía Foral está adquiriendo aparatos que permiten controlar a más vehículos en el mínimo tiempo posible. La pandemia ha hecho que estos controles masivos estén suspendidos y se haya pasado de casi 110.000 pruebas el año 2019 (1,14% positivas) a poco más de 23.000 en el 2020 (2,66% positivas). Al aumento de positividad se añade que las tasas son más altas. Desgraciadamente, se va a producir un aumento en la accidentalidad por la disminución de los controles. En el caso del consumo de drogas, los datos son equiparables.

Me gustaría agradecer a ese porcentaje de la ciudadanía concienciada con este problema, que avisa cuando observa conducciones irregulares, que hacen que se pueda retirar de la carretera estos vehículos cuyo resultado podría ser trágico. No podemos asegurar que una llamada evite un accidente mortal, pero sí podemos decir que una persona influenciada es una bomba rodante y puede tener un resultado muy grave para él, sus acompañantes o terceras personas.

* Distracciones: Al hecho de que no siempre estamos atentos al 100% en la conducción, añadimos la aparición estelar del móvil, que está causando muchas víctimas, probadas y sin probar. Cada vez que se produce un accidente grave se intenta comprobar la incidencia de estos aparatos mediante testificales a las personas implicadas, si pueden declarar, o mediante solicitudes a las autoridades judiciales. La persona que conduce un vehículo debe olvidarse del teléfono durante la conducción. Simplemente tenemos que fijarnos, cuando paseamos por cualquier localidad, el número de personas que conducen y van hablando con el teléfono en la mano (cuando no escribiendo).

* Velocidad: Se acusa a la Policía de utilizar medios de detección del exceso de la velocidad como "forma de recaudar". Podría utilizar muchos argumentos para desmontar estas acusaciones, pero prefiero poner un hecho real, sucedido recientemente. Se estableció un control perimetral de Policía Foral en la N-121-A. Al ser esta carretera se añadió un radar móvil. Los datos son: 489 vehículos controlados; 196 circulaban por encima de la velocidad genérica de 90 kms/hora. Sólo se sancionó a aquellos que lo hacían 30 kilómetros por encima de la velocidad permitida, doce vehículos. La máxima velocidad registrada fue de 152 kilómetros. Hablamos de Semana Santa, intensificación de las operaciones de vigilancia del tráfico anunciadas en prensa y redes sociales de la N-121-A. Creo que los datos nos deben hacer reflexionar.

Desde Policía Foral queremos trabajar la Seguridad Vial en pasado (accidentes, dónde y cuándo se producen, causas, ..), en presente (patrullaje estático y dinámico, controles, campañas, €.) y futuro, sobre todo futuro. Tenemos que potenciar la Educación Vial, visibilizar el problema, lo que cambia el futuro una mala decisión, y en algunos casos, ni eso, simplemente estar en el lugar incorrecto en el momento menos oportuno. Podemos conducir en perfecto estado, hacer todo bien, y sin embargo tener un desenlace fatal porque la persona que conduce otro vehículo no lo hace. La Educación Vial es una inversión para el futuro. Hay una actividad que realizan mis compañeros denominada en lo que dura un parpadeo que no deja indiferente a quienes tienen la suerte de poder verla. Escuchar a una víctima de un accidente de tráfico cómo le ha cambiado la vida, todo lo que podía hacer y no puede, pensamientos, actitudes, reflexiones,€ La pandemia ha hecho que se reduzcan estas actividades en centros escolares, pero se han incrementado en centros laborales, y desde aquí invitamos a quien esté interesado a que se ponga en contacto con nosotros y se pueda establecer un contacto.

Como forma de finalizar este artículo me gustaría mandar un mensaje positivo, y es que es un hecho que la gran mayoría de las personas que conducen un vehículo lo hacen de forma responsable.

El autor es jefe Área de Tráfico y Seguridad Vial de Policía Foral