l virus SARS-CoV-2 (covid-19) ha acelerado los procesos de cambio, y, en particular, aquellos cambios relacionados con la tecnología. La tecnología ha facilitado que se mantenga la actividad económica durante el confinamiento. En concreto, el teletrabajo ha sido la solución para muchas empresas, la digitalización ha permitido desarrollar la actividad empresarial, en muchas ocasiones en remoto, y la fortaleza de nuestras infraestructuras tecnológicas ha soportado el uso intensivo de las herramientas digitales.

La tecnología ofrece nuevas oportunidades, pero es importante distinguir entre su simple aplicación y una mayor aportación de valor a través de su poder transformacional. Es decir, diferenciar entre digitalización y transformación digital. La transformación digital implica una reinvención, un cambio en el sentido Schumpeteriano; un proceso de destrucción creativa. La digitalización es sustituir lo tradicional, lo analógico, por lo digital; hacer lo mismo a través de un canal diferente. La transformación digital está, en cambio, estrechamente relacionada con la innovación y tiene por centro al cliente de la organización. En síntesis, la transformación digital conlleva incrementar la aportación de valor de la empresa y podría implicar, incluso, el cambio de rumbo de la misma, su reinvención o la salida al mercado con un producto que difiriera del que venía desarrollando de forma tradicional.

Todo cambio conlleva oportunidades y también desajustes. Así ha sucedido desde la Primera y Segunda Revolución Industrial, donde los excedentes en la mano de obra llevaron a muchas personas a emigrar a otros destinos para desarrollar su actividad profesional. Los cambios son complicados, en buena parte por los desajustes que conllevan. Sin embargo, en esta nueva Revolución Industrial en la que estamos inmersos -mucho más acelerada y profunda que las anteriores-, lejos de observar los fenómenos que obligan a la forzosa movilidad, podemos contemplar un universo de oportunidades y de igualdad.

Respecto a las empresas, las más audaces, adelantadas o las que ya desarrollaban actividades que no requerían de contacto físico, han conseguido, generalmente, incrementar su cuota de mercado. Su buena estrategia, imprescindible para afrontar con éxito en entorno cambiante, o su digitalización previa ha llevado a que se sumerjan en la transformación digital de una forma natural, consiguiendo cambiar su cultura empresarial de lo analógico a lo digital sin tener que entablar la siempre emergente batalla de quienes no quieren cambiar.

En cuanto a los profesionales, y con el objetivo de que acompañen a la empresa en su más que necesaria transformación digital, deben asumir que su capacitación en competencias digitales es, además de imprescindible, una oportunidad para sumarse a la digitalización previa a la transformación digital que, sin duda alguna, asumirá su empresa, sumida, como todas, en la lucha por la supervivencia. Sí, una oportunidad que, al contrario de agoreras predicciones, abre un enorme espectro de renovación, talento, recurso remoto y, cómo no, innovación y crecimiento personal.

Citando a Susana Gómez, en su reciente libro sobre Organizaciones Inteligentes, "las organizaciones con éxito serán muy diferentes a las que lo tuvieron antes y reside en responder de manera efectiva a tres retos: planeta, personas y prosperidad financiera". Sin obviar el planeta como espacio de único de vida, así como sin entrar en la concluyente prosperidad financiera, las personas de la organización son la clave.

Así, frente a la Industria 4.0 que apostó por la digitalización y sigue el camino de la transformación digital, desbancando a la tradicional, la Industria 5.0 pone en el centro a las personas de la organización, y, por tanto, a su valor. Y es que el valor de la organización es, precisamente, el conjunto de personas que la forman.

Los autores son: Doctora en Economía. Premio Fin de Carrera. Profesora de la Universidad Pública de Navarra. Profesora-tutora UNED Pamplona; y director general de Telecomunicaciones y Digitalización del Gobierno de Navarra