é que esta afirmación puede causar cierta sorpresa a la vista de las informaciones recogidas en ciertos medios y de la posición actual de las derechas en este tema con su alcalde a la cabeza. Vayamos por tanto a los hechos y documentos para poder entenderla mejor. Dice la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), administración competente para la autorización de obras y aprovechamientos en los cauces del río Arga lo siguiente: "Con fecha 16 de abril de 2010, en el marco del expediente 2008-EXT-355, se extinguió el derecho de aprovechamiento de aguas con destino a usos industriales asociado al azud de Santa Engracia, a nombre del Ayuntamiento de Pamplona. Se notificó al Ayuntamiento el trámite de audiencia del expediente, adjuntando copia del informe, otorgándole 15 días para poder acceder a examinar el contenido completo del expediente de extinción al objeto de que pudiera presentar las alegaciones que estimara pertinentes y los documentos y justificaciones que considerara oportunos. El Ayuntamiento no presentó ninguna alegación."

Por aquellas fechas era alcaldesa de nuestra ciudad Yolanda Barcina y director del Área de Urbanismo el señor Maya, actual alcalde. Y en aquel momento, en abril de 2010, cuando hubo tiempo y lugar para solicitar a la CHE la renovación de ese derecho de aprovechamiento, el señor Maya no hizo absolutamente nada. No escribió ni una sola línea. En enero de 2018, cuando la fuerza del agua causó daños importantes en la presa, siendo alcalde el señor Asiron, se lanzó a una batalla política de críticas y acusaciones sobre la imperiosa necesidad de arreglar la presa para poder mantener los usos deportivos existentes y por su valor histórico. Se desgarró las vestiduras y prometió hacer lo que no estaba en manos del Ayuntamiento, a sabiendas de que era falso.

Desde el primer momento se dijo por activa y por pasiva que cualquier intervención en esa presa necesitaba la autorización previa de la CHE y de un informe preceptivo del Gobierno de Navarra. Pero daba igual porque lo que importaba era hacer ruido político y desgastar al gobierno del cambio. Quiso la casualidad que en ese febrero de 2018 presentásemos la Propuesta de trabajo para el ámbito fluvial en Iruña (Río Arga), de 180 páginas, realizado por la empresa Fluvialis River Innovation, SL, y que tenía por objeto disponer de un primer diagnóstico y cuadro de propuestas para el debate social y posterior contratación de un proyecto de intervención definitivo. La respuesta de Maya y sus derechas fue la crítica exacerbada mediante distorsión y medias verdades.

Todo el mundo sabe en esta ciudad y su comarca que se han venido haciendo históricamente intervenciones sobre el río que, en muchos casos, han sido muy perjudiciales para el propio río y para la ciudad en forma de empeoramiento de las inundaciones. Había que hacer un análisis de conjunto y ese trabajo era un primer gran paso. ¿Qué dijo la CHE al respecto? "Desde este organismo, con fecha 3 de mayo de 2019, se informó favorablemente la propuesta remitida, ya que las actuaciones descritas suponían una importante mejora hidráulica, ecológica, paisajística y ambiental de los tramos urbanos de los ríos Arga, Sadar y Elorz a su paso por el término municipal de Pamplona. Estaba en consonancia con la legislación vigente en materia de aguas (...)". Es decir, era un buen trabajo técnico. Una de sus muchas recomendaciones era que antes de realizar actuaciones en el cauce del río que tuviesen cierta polémica social era muy conveniente fomentar un debate previo y realizar mucha pedagogía social. Y negociación. Y por esa razón se realizó por los servicios de Conservación Urbana una memoria para el arreglo provisional del azud y así poder desarrollar el consiguiente debate social y proceder en consecuencia. Se elevó ese trabajo al Gobierno de Navarra y el informe técnico fue desfavorable. Sabíamos desde ese momento que no había recorrido posible para recuperar la presa. Esa opción estaba ya descartada. Y el ruido político aumentó. Y Maya seguía exigiendo su reparación.

Maya lleva más de dos años en el Gobierno municipal y acumula dos informes contrarios de la CHE a esas pretensiones de reparar la presa de Santa Engracia. Y la presa sigue como estaba. Ahora, en una clarísima huida hacia adelante, anuncia que están estudiando presentar un recurso. Pero no tienen argumentos jurídicos. Porque el único que podrían haber esgrimido, el de una titularidad sobre un derecho de aprovechamiento en esa presa no existe. Porque cuando pudieron solicitarlo, sencillamente no lo hicieron. No le dieron valor a esa cuestión. Un proceder que, me vais a permitir incorporar otro tema, recuerda mucho a otro capítulo de la historia reciente de esta ciudad.

A pesar de las alharacas vistas y oídas en torno a la pasarela del Labrit, lo cierto y verdad es que fue con un gobierno de UPN, también en 2010, cuando se construyó esa pasarela con graves errores de cálculo de la estructura y defectos de ejecución; y que siendo Maya director del Área de Urbanismo se decidió no realizar una prueba de carga estática a esa infraestructura, algo que hubiera puesto al descubierto esas circunstancias. Por cierto, tuvo que ser el gobierno del cambio quien detectase esas anomalías en 2016 y abriese un expediente para determinar las responsabilidades. Y mientras Maya se desgañitaba pidiendo la inmediata apertura de la pasarela un día sí y otro también culpando al entonces alcalde Asiron de no querer hacerlo, ahora asistimos a las mil y una excusas mientras la pasarela lleva más dos años abandonada y sin arreglarse. Y lo único que hicieron, contratar al Colegio de Ingenieros, resultó ser ilegal.

Alguien dirá que así es la política, que al final todo se mueve en el campo de confrontación y que en realidad lo que menos importa es lo que ocurra con el azud y con el río. O con la pasarela del Labrit o con la avenida de Pío XII. Y en el caso de las derechas de Pamplona así es. Cualquier excusa es buena para hacer politiqueo. Pero las mentiras y las imposturas tienen las piernas cortas y se les atrapa con facilidad. Ya hace un año que les conminamos a realizar tres actuaciones positivas en este asunto y abandonar el empecinamiento político: encargar un proyecto de naturalización y restauración fluvial de toda esa zona del barrio de la Rotxapea; buscar, junto al Club de Remo y otras instancias o administraciones si fuera preciso, una alternativa a esa actividad deportiva que todos los grupos defendemos; y encargar un proyecto para, como defiende la asociación Hispania Nostra (hasta ahora citada como argumento por las derechas), "Consideramos necesario hacer compatibles las dinámicas naturales del río Arga con la conservación de su patrimonio cultural. Sería conveniente trabajar a favor de la recuperación ecológica del río, su flujo natural y el bosque de ribera, al mismo tiempo que documentar y mantener los restos más antiguos y valiosos de la presa, sin proceder a su reconstrucción". Ahí tenemos espacio común de trabajo. Salvo que Maya esté más interesado en la confrontación.

El autor es concejal de EH Bildu en Iruñea