stamos en un momento importante. Más allá de que el calendario nos señale los días internacionales que tienen que ver con nuestro campo, el Día Internacional de la Salud (el pasado 7 de abril) y el Día de la Atención Primaria (este martes 12 de abril), si hay algún ámbito de la vida y del trabajo que no se detiene los 365 días del año es en el sanitario. Con y sin pandemia. Antes y ahora. Estamos en una especie de quicio entre el presente, el pasado y el futuro. En un cruce de caminos entre lo local y lo global. La pandemia antes, y la guerra en el corazón de Europa ahora, nos lo recuerdan cada jornada. Y procede una reflexión sosegada pero una acción decidida.

Osasunbidea, que literalmente se traduce como el camino de la salud, también denominó en su momento la planificación estratégica de todo el Servicio Navarro de Salud con el sugerente y coherente título de Caminando por la salud. Yo añadiría Caminando juntos y juntas (por cierto, el porcentaje de mujeres en las plantillas sanitarias y en los cargos directivos es muy mayoritario) por la salud. El camino se hace al andar. Y para andar hay que saber de dónde se viene y a dónde se va. Y asumir también que podemos tropezar. Que seguro que nos hemos equivocado y también acertado. Pero, aprendiendo de los errores y apoyándonos en nuestras experiencias positivas, hay que seguir avanzando en este reto colectivo como es la ruta de la salud. Una ruta que viene de antes y seguirá más allá del periodo en el que nos toca ejercer una responsabilidad política y gestora. Esta legislatura arrancó frenética con la pandemia y hemos transitado en una especie de sprint de dos años y medio, jalonados de un torbellino de datos, cifras, protocolos, partidas presupuestarias, declaraciones, acciones... Tiempo habrá de valoraciones y evaluaciones más sosegadas y profundas. Hay que seguir. Toca coger impulso y afrontar esta segunda parte de legislatura convertida ya en una auténtica carrera de fondo, igual de exigente e ilusionante pero diferente. La ruta se intuye dibujada con nuevos hitos y viejos déficits, puestos de relieve por la pandemia. También puntos fuertes y oportunidades. Objetivos que no cabe otra forma de abordarlos que de una forma conjunta. Compartida. Colaborativa. No en vano, por rematar la digresion lingüística iniciada antes, la denominación de la intranet que agrupa a más de 13.000 profesionales sanitarios de la red pública de Navarra se llama Auzolan: trabajo en común.

Y de ahí la idea de caminar juntos/as por la salud. Juntos desde intereses y visiones diferentes, pero que coinciden en la defensa del derecho a la salud. Porque hemos visto que eso es lo que nos ha permitido ir saliendo de esta pandemia hacia otro tipo de situación epidemiológica y sanitaria como la actual. Actuaciones sinérgicas y generosas por encima de compartimentos estancos o cortoplacistas. El trabajo entre unos estamentos de profesionales y otros; entre niveles asistenciales y redes diferentes; entre departamentos diversos; entre instituciones que van desde el propio Gobierno al Parlamento -con sus lógicos debates políticos- pasando por las entidades locales de todos los colores. Una alianza también entre Administración, sociedad civil y tejido socioeconómico. Una coordinación, respetando cada ámbito competencial, entre autonomías e incluso países y continentes que antes de este virus se veían lejanos. Junto a la necesidad de fortalecer el sistema público de salud en general, y la Atención Primaria en particular, ésta es una de las principales lecciones aprendidas de la Covid-19. Todo ello conforma un complejo pero enriquecedor juego de buscar puntos de encuentro, de poner por delante lo común. Y de confluencias imprescindibles. Una de las más importantes es la tejida entre sociedad y sistema sanitario. Yo creo que la ciudadanía confía en su sistema sanitario público y en sus profesionales. Y nosotros en los profesionales y en la ciudadanía. Y así se demuestra cada día en cada centro de salud, hospital y servicio. La última encuesta de satisfacción realizada por encargo de Osasunbidea y hecha pública recientemente así lo acredita ya con datos sociológicos que provienen de los propios usuarios más allá de vivencias o experiencias más particulares o coyunturales. Es un trabajo eminentemente técnico en clave de mejora continua. El hecho de que gran parte de los niveles, servicios y factores analizados merezcan una puntuación superior al 8 entre los usuarios y usuarias y se mantengan valores muy similares a los previos de la pandemia es un termómetro relevante que también nos muestra ámbitos de mejora ya conocidos y que se están trabajando. Creo que ese cruce de confianzas intangibles -pero reales- es fundamental. Empezar a pasar de la preocupación a la ilusión. Y también de los dichos a los hechos. En esa línea se sitúa el Plan de Acción de Atención Primaria que está cogiendo velocidad de implantación mientras sigue construyéndose y enriqueciéndose en ese diálogo constante con sociedad, profesionales, entidades locales... Sin hacer de menos al ámbito hospitalario -muy bien valorado-, y partiendo de la imprescindible necesidad de una mayor integración asistencial, no se trata de descubrir ahora que la Atención Primaria y Comunitaria (a veces se olvida este segundo elemento que enlaza también con todas las políticas de promoción de la salud del INSPL) es el eje vertebrador de cualquier sistema sanitario. Es nuestra salud KM 0. La atención de proximidad. Los cambios normativos y organizativos a corto y medio plazo; los refuerzos en personal tanto con contrataciones como con consolidaciones vía OPE para atraer y retener personal en un contexto general de evidente déficit; las inversiones en infraestructuras previstas que deben mantenerse pese los nuevos escenarios; la necesaria autonomía de los centros y equipos directivos con liderazgos clínicos; las mejoras laborales y en condiciones de trabajo... Con diferentes opiniones y cifras lo cierto es que todo está ya dicho. Hay que hacerlo. Y lo estamos haciendo entre todos y todas. La covid 19 ha exigido un esfuerzo de readaptación sin precedentes no solo a todos los que formamos parte de este sistema sanitario público de Navarra, más de 13.000 profesionales, sino a todas las instituciones, familias y personas de la Comunidad Foral. El virus nos ha cambiado incluso el vocabulario. Introduciendo palabras nuevas y connotaciones diferentes. Hasta ser positivo tenía una carga negativa no hace mucho. Y toca ya darle la vuelta. Pensar y actuar en positivo. Juntos y juntas es posible. Encontrarnos en el camino de la salud porque la salud es el camino para una sociedad más justa, cohesionada y equitativa.

La autora es consejera de Salud del Gobierno de Navarra