Un 22 de abril de 1915 nació en Markina-Xemein Jose María Arizmendiarrieta, creador e impulsor del cooperativismo de Mondragón y referente del cooperativismo vasco que nos dejó buenas señas de identidad del modo de sentir social comunitario

En Arrasate-Mondragón sembró la primera semilla que dio sus frutos con valor y reconocimiento universal y con el sentido y espíritu que representaban su acciones emprendedoras y transformadoras.

Y en estos tiempos de avances tecnológicos y cambios sustanciales en el bienestar social, pero a su vez de pérdida de nociones básicas de solidaridad, justicia social e incluso del espíritu crítico en el que hemos adquirido el espíritu del buen vivir en zona de confort, son muchas las preguntas que nos hacemos. Y las respuestas son que hay opiniones divergentes sobre el concepto, y sobre todo de la articulación del cooperativismo.

“Todos los problemas económicos, políticos y sociales se reducen en último término al problema hombre”. “Para un futuro mejor, despertar y activar la conciencia ha de ser el objetivo, y antes de crear cooperativas hay que formar cooperativistas”, son palabras de Arizmendiarrieta, y el tema es si aquí y ahora hay actitud y mentalidad de cooperación, de solidaridad, de compromiso… porque la renuncia del ser cooperativo nos lleva a otros parámetros.

Retornemos al espíritu de Arizmendiarrieta que no se achantaba ante nada y remarcaba el lema Beti aurrera-siempre adelante. “Un pueblo que vive en lugar angosto, lo primero que ha de hacer es cultivar de la mejor manera su tierra. Sembrar la semilla, facilitar el trabajo y escardar las flores para su mejor crecimiento…, y allí en el mundo ancho nos conocerán como pueblo laborioso, amante de la libertad y de una identidad con luz propia. Nadie siervo o señor de nadie, solamente todos para todos, hemos de aceptar en nuestras funciones nuevos comportamientos” y” lo importante es pensar en el sentir comunitario sin traicionarse a sí mismo”.

Y volvemos a la realidad actual y leo... “Euskadi, la comunidad del Estado donde hay mayor absentismo laboral” y me pregunto: ¿qué sociedad estamos creando? ¿Hemos renunciado a nuestro ser? Porque, si renunciamos a los principios básicos de lo que hemos sido, algo mal estamos haciendo.

Las redes, con la llegada del desarrollo tecnológico, tienen mucha influencia en este fenómeno social, donde todo ha de ser rápido, fútil, pasajero… Es otro tipo de conocimiento, otra disposición y otra pedagogía la que se lleva. Está claro que en este medio siglo ha cambiado la sociedad y la forma de actividad que se ha instalado en el bienestar de nuestra sociedad.

Y ante todo esto ¿qué? Hagamos un poco de autocrítica: todos estamos sumergidos en la vorágine del sistema que nos atrapa, nos redirige y nos instala en la sociedad competitiva del yo, mí me, conmigo frente al otro y frente al modelo cooperativo. Pero como generalizar no es bueno ni contribuye a nada, todo está en el sistema educativo, que es la base de formación y funcionamiento de futuro, y por supuesto que hay proyectos constructivos y edificantes con un sentir de colectividad y trabajo en común.

La creación de la Escuela politécnica superior fue su primera semilla y primordial para la promoción de un nuevo orden social. Como anécdota curiosa, en su época de profesor, un día de su cumpleaños, 22 de abril, sus alumnos después del cantarle Zorionak zuri! le pidieron que les diera media hora menos de clase. Se da media vuelta y…”hoy como es mi cumpleaños, y para aprovechar mejor el día, vamos a dar media hora más de clase. Solus labor parit virtutem, sola virtus parit honoren. Sólo el trabajo es fuente de virtud y sólo la virtud engendra el honor: Nondik lan handik jan-De donde trabajes comerás era su lema. “Si cambiáis la manera de mirar las cosas, las cosas que miráis son diferentes. Sed soñadores, idealistas, valientes y pensad en grande. Sed veraces, esa es la mejor virtud”. Son mensajes que les imprimía a sus alumnos.

Sus acciones fueron sociales y el resultado de su empeño tenaz fue que la semilla dio sus frutos y sus mensajes hoy también siguen siendo válidos. Está claro que en este pasado medio siglo tanto la sociedad como el modo de trabajo ha cambiado sustancialmente, y como el signo de la vitalidad es renacer y adaptarse, el aprendizaje y transformación social en cooperación siempre da buenos resultados; es por ello imprescindible que las cooperativas ofrezcan oportunidades en la sociedad y en el ámbito laboral.

Y como la memoria y la palabra son valores preciados de la vida, en homenaje a él, este sábado 22 de abril representamos en su pueblo el musical Hazia, donde hemos rescatado el ser y el hacer de Arizmendiarrieta, sus valores, el esfuerzo y sus principios sociales y humanitarios.

Al principio era semilla y la semilla dio sus frutos. A seguir sembrando, porque haciendo vamos siendo; siempre mirando al futuro. Beti aurrera!