Instrucción de la CEE sobre abusos sexuales

Con este título el pasado día 9 de mayo la CEE emitió su última instrucción sobre la pederastia.

Cambiaba sibilinamente esa palabra por abusos sexuales. Al ser éstos muchos más creen que sustituir pederastia por abusos sexuales difumina más su responsabilidad en sus delitos cometidos sobre menores.

En lenguaje canónico instrucción pastoral parece que tiene fuerza de norma de obligado cumplimiento. Le añaden “en línea con la voluntad manifestada por el Santo Padre”.

El papa Francisco les dice, “se necesita una continua y profunda conversión de los corazones, acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia”.

El poco interés manifestado hasta ahora por los obispos españoles parece que preocupa al Papa, les pide conversión y acciones concretas y eficaces para alcanzar credibilidad.

En su instrucción el primer objetivo es prevenir, para nada investigar, revisar sus casos y asumir sus responsabilidades con quienes fuimos abusados.

Dice la CEE, “La Iglesia se conmueve con el dolor de las víctimas y de sus familiares, pide perdón y se compromete con la búsqueda de la verdad y la realización de la justicia, ello tanto en el ámbito canónico como en el ámbito civil”.

Sería interesante que se comprometieran a llevar a la justicia civil los casos de pederastia de sus archivos porque cuando las víctimas presentamos denuncia de nuestros casos la respuesta es “está prescrito”.

El papa Francisco también les ha dicho a los obispos y superiores mayores que “serán responsables a título de autor de las acciones u omisiones dirigidas a interferir o eludir investigaciones civiles o canónicas, administrativas o penales, contra un clérigo o un religioso”.

No parecen tener mucho temor a que les considere coautores porque no abren sus archivos a la jurisdicción civil. Siguen encubriendo a sus pederastas a pesar de que su superior los considere tan responsables como los propios abusadores.

El artículo 7 de la Instrucción obispal dice “En relación con las obligaciones de denunciar y de testificar, los obispos, sacerdotes y religiosos cumplirán en cada caso las normas procesales establecidas por el Estado aplicables al proceso penal y civil, quedando siempre a salvo la reserva sobre las personas o materias de que hayan tenido conocimiento por razón de su ministerio”.

Parece que aceptan la jurisdicción civil y penal, pero añaden una reserva.

Doctores tendrá la Santa Madre Iglesia que sabrán responder a la última expresión de “reserva sobre las personas y las materias”. ¿Cuál es ésta?, ¿es que el confesor debe callar al conocer los delitos?

En el artículo 8 hablan sobre la prescripción de los delitos y dice:

Si los delitos fueron cometidos antes del 30 de abril de 2001, la acción penal se extingue a los cinco años. Si los delitos fueron cometidos entre la fecha citada y el 21 de mayo de 2010, la acción penal se extingue a los diez años desde el día en que el menor cumplió dieciocho años, edad a la que se elevó el tipo penal. Si los delitos fueron cometidos a partir del 21 de mayo de 2010, la acción penal prescribe a los veinte años.

Según esta escala una persona que denuncie haber sido abusado antes del año 1985 recibirá de la justicia, tanto civil como canónica, la misma respuesta anterior: “está prescrito”.

¿Recuerdan cuando reivindicando la Memoria Histórica el candidato del Partido Popular Albert Rivera dijo aquello de que bastaba ya de las batallitas del abuelo?

Bien, tras esta instrucción parece como si la CEE dijera que ya vale de las batallitas de los abuelos que fuimos abusados de niños en las instituciones eclesiásticas. Ahora presentan la prevención como único objetivo. Digamos que tienen propósito de la enmienda.

Siguiendo su doctrina sobre la confesión católica, el examen de conciencia sería la primera condición. Lo superan diciendo que la pederastia es mucho mayor en la familia y el deporte que en los casos que esconden en su seno.

Manifiestan el dolor de los pecados, pero sin decir los propios ni a los abusados ni a la justicia civil. Parece que tienen propósito de la enmienda. Ahora hace falta que quieran cumplir la penitencia.

Esta pasa por reparar el daño cometido, atender las necesidades de recuperación sicológica de sus víctimas y contribuir al reconocimiento social de las mismas sin acusarles de odio a la Iglesia ni oscuros objetivos.

Por último, deben hacer frente a las indemnizaciones económicas a que haya lugar.

Imiten a las jerarquías eclesiásticas de Estados Unidos, Australia, Irlanda, Bélgica, Alemania y ahora Francia, que han ido destapando la magnitud de unos crímenes sepultados por décadas de silencio.

Lo que la Iglesia católica ha hecho en EEUU es llegar a acuerdos millonarios con las víctimas de abusos para evitar los tribunales, hasta pagar más de 3.000 millones de dólares (casi 2.600 millones de euros) en compensaciones, lo que ha dejado en bancarrota a decenas de diócesis.

La Iglesia católica australiana se adhirió a un programa voluntario de compensación promovido por el Gobierno para evitar un alud de procesos legales y aceptó compensar a las víctimas con una cifra máxima de 150.000 dólares australianos (algo más de 94.000 euros). 

En Irlanda la Institución Histórica para la Investigación de los Abusos indagó en los escándalos ocurridos en Irlanda del Norte entre 1922 y 1995 y delató a los sacerdotes y seglares responsables de abusar de menores. Recomendó compensaciones económicas, monumentos conmemorativos y disculpas públicas a los supervivientes.

En Bélgica el Parlamento puso en marcha una investigación sobre los abusos y creó un centro de arbitraje independiente para recabar más denuncias de pederastia. La Iglesia creó 10 puntos de contacto para recoger testimonios y reparar a las víctimas. Hasta 2019, las víctimas habían recibido en total 4,6 millones de euros, una media de 5.356 euros para cada una. Según la gravedad y duración de los abusos, las cantidades fijadas oscilaron entre los 5.000 y los 25.000 euros.

En Alemania, las investigaciones sobre abusos por parte de miembros de la Iglesia católica las han encargado o bien la Conferencia Episcopal o algunas de las diócesis del país. La Conferencia Episcopal estableció el año pasado indemnizaciones para las víctimas de pederastia de hasta 50.000 euros, frente a los 5.000 que como máximo había pagado hasta entonces.

En Francia al menos 216.000 menores fueron víctimas de pederastia en el seno de la Iglesia católica francesa en los últimos 70 años, concluye el informe final de la Comisión Independiente sobre Abusos en la Iglesia Católica (Ciase).

De cara a las víctimas, la Iglesia francesa les propondrá una “ayuda financiera” basada en las necesidades de cada una de ellas para contribuir a que superen los abusos.

El fondo será dotado inicialmente con cinco millones de euros y será una comisión independiente la que los adjudique a partir del año que viene.

Aquí tienen la postura de sus iglesias hermanas de reconocimiento y deseo de reparación, sin embargo, continúan en su negativa a reconocer los casos generalizados de pederastia en el pasado siglo.

*El autor es presidente de Avipiren (Asociación de Víctimas de Pederastia en Instituciones Religiosas de Navarra)