La celebración del 6º Centenario de la Unión de los 3 Burgos en que se dividía Pamplona antes de su unificación fue un hecho acertado y digno de celebración aunque el dominio de Castilla o España, tanto (me) “monta Isabel como Fernando”, llegó hasta el punto de negar su legalización al regular una recopilación de los Fueros que venía prometiéndose desde las Cortes en la décadas de 1520 y en promesa del año 1530, prometió el Trastamara de turno que podría realizar una recopilación de las mismas. Las súplicas para que se cumpliera la citada promesa, hasta la década de 1680, fecha en la que todavía se debatían los temas que debían incluirse en los Cuadernos de Cortes transcritas hasta su presente, no se habían realizado debido a la decisión del monarca godo de turno porque sólo quería que aparecieran las de 1512 en adelante. Es decir, que sólo se constatara las que fueran de su dinastía. Verdaderamente no corría prisa el tiempo y aunque se establecieran las anteriores a 1512 y ni estarían siquiera en valor jurídico y si lo estuvieran con cambiarlas y kitto. No obstante lo que se negaba en el debate era que el rey por medio de su Consejo Real en Navarra sólo daba negativas y se debatía lo que sólo representaba una negativa a plazos. Al igual que venían haciendo desde el año 1530. El objetivo era soberbio (macho de soberbia) y llevaba la negativa como debate para no admitir leyes previas a la conquista y que sólo se mantuvieran las dinastías posteriores a 1512 y a las dadas por los reyes Tratamara y cuyo representante Fernando el Rey Católico tomó el reino de Pamplona con 12.000 soldados cuando toda la población de Pamplona andaba por los 6.000. Política de fuerza y engaño continuada por sus sucesores como herederos del conquistador de Navarra y que se siguió actuando con la política de no reconocer los hechos que no correspondieran a la estirpe goda y Trastamara citadas. Así que la Recopilación de Leyes de Navarra de Joaquín Elizondo que comenzó sus negociaciones en 1686 y se fechó su conclusión al año 1725 (a más de 2 siglos de la conquista, seguía pugnando el año de 1725 debatiendo que aunque sólo fuera la Unión de Pamplona se admitiera esta. El desengaño del negociador navarro el síndico Lezaun ese año por el síndico Lezaun para que aunque solo fuera la Unión de los 3 Burgos de Pamplona y hacerla ciudad, hecho que realizó Sancho III en el año 1423 tres siglos antes, cerrando así la “negociación” que venía extendiéndose desde hacía 40 años antes, en la recopilación sin pasar de los trámites para cumplir la promesa que dio el monarca de turno el año 1530 de editar el “Fuero Reducido” por el monarca de turno que para mi parecer se pasó de rosca un montón de veces para empezar lo que no tenía por qué dar una promesa sin ánimo de cumplirla es engañar continuamente. Se trataba del último intento para que se incluyera en la Recopilación al menos la Unión de la ciudad de Pamplona. Intento baldío puesto que no se pasó por ello. Eso me ha traído a la memoria como ya desde el año 1512, los propietarios de bienes hacendísticos, secretarías, notarías y toda clase de grados, amén de propiedades y bienes que se poseían debieron presentar sus documentos para legalizarlos con los correspondientes emitidos e impuestos por la nueva dinastía, ante el Consejo Real de Castilla en Navarra. La nueva documentación era recibida como Merced, se atestiguaba en el libro de Mercedes Reales y la original desaparecía. Así que todo el que poseía un bien, fuera hacienda, títulos, cargos, puestos, oficios, derechos, así como notarías, escribanías secretarías municipales, presidencias de pueblos o jurados de ellos, debieron renovar sus documentaciones parque se les emitiera nuevo documento que figuraría como merced Real a su nombre en Mercedes Reales, desapareciendo los documentos originales de la posesión, con lo que conocemos los aceptados pero ignoramos los negados. Si queda alguno estaría fuera de la ley aunque fuera su casa. Toda una demostración de que no había otro valor que la voluntad del rey de turno y que dejó sin derechos hasta los últimos residuos de posesión que no pasara dicho trámite y se le diera por válido por el rey de turno, Los libros de Mercedes lo recogen como Gracia Real. Pero volviendo al tema de la celebración como festejo de la unión de Pamplona que realizó Carlos III, está muy bien que se celebré pero invitar al representante de la Realeza para celebrarle al rey de turno de una dinastía que cuenta más intransigencias que estímulos para los vascos y musulmanes (vaya un brindis por José Luis Orella Unzué), ya que los vascos tenemos más historia de pro con los musulmanes que con los godos y los romanos. Bien que comprendo que haya que no piense así, pero que un periódico que presume de navarro haga el festejo a la presencia del rey de turno como si la unión la hubiera hecho él cuando sus ascendientes y él consecuentemente, la negaron es festejar del acontecimiento al reinado que negó su legalización. Suena falso más que a chiste titular en 1ª página de un periódico de Navarra que “Pamplona hace fiesta de su historia”. Dicho cartel no es causa ni razón para hacer navarrismo precisamente, sino engañar a los “miles de personas (que) se echaron a la calle en una jornada repleta de actos”.