La encuesta de Costes Laborales publicada recientemente por el INE ha señalado que el salario medio en España cerró 2024 con un incremento interanual del 3,65%, situándose en los 2.331 euros brutos al mes.
Además, y este es un dato clave, los sueldos en España subieron con mayor intensidad que la inflación durante el año pasado, que cerró el ejercicio con un incremento del 2,8%. Es decir, una inmensa mayoría de los y las trabajadoras recuperaron poder adquisitivo.
Este fortalecimiento del poder adquisitivo de los salarios no es casual. Las políticas económica y laboral emprendidas por el Gobierno de coalición progresista liderado por el presidente Pedro Sánchez han sido claves para lograr un sólido crecimiento económico –liderando en Europa–, la contención de la inflación (tras el triple shock de pandemia, materias primas, guerra de Ucrania y aranceles), una creación récord de empleo (más de 21,6 millones de personas en activo), el menor nivel de paro en 17 años, o la reducción drástica de la temporalidad, en su cifra más baja en toda la serie histórica.
Porque no es igual quién gobierne: desde que Pedro Sánchez es presidente del Gobierno –incluso atravesando el episodio de la pandemia– los sueldos en España están creciendo con vigor, rompiendo así la tónica anodina y de parcos incrementos del ciclo económico previo, con Mariano Rajoy y el PP al frente, donde las grandes perdedoras eran las clases medias y trabajadoras de nuestro país.
Así, entre 2012 y 2018 (con el PP al frente del Gobierno de España), el salario medio creció en 27 euros al mes (un 1,4%); mientras que entre 2018 y 2024, con Pedro Sánchez al frente del Gobierno, el incremento ha sido de 401 euros (un 21%).
Este escenario de fortalecimiento salarial ha sido facilitado por varias medidas. Sin duda, entre los trabajadores y, sobre todo, trabajadoras con menor salario, por la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que ha acumulado un incremento del 61% entre 2018 y 2025, siendo unos dos millones y medio de trabajadores los que se han beneficiado cada ejercicio con esta medida. Igualmente, la reforma laboral de 2022 impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez recogió como factores clave una nueva redacción de los artículos 84 y 86 del Estatuto de los Trabajadores, que supusieron la recuperación de la ultraactividad indefinida del convenio hasta que se firmase uno nuevo y la prioridad aplicativa del convenio sectorial en los aspectos retributivos. Cuestiones estas eliminadas por la reforma del PP de 2012 y cuya recuperación ha sido considerada clave por varios expertos para consolidar y mejorar las retribuciones de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país.
Asimismo, ya en el ámbito de la negociación colectiva, el vigente V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) 2023-2025, firmado entre UGT, CCOO, CEOE y CEPYME, se alinea con las políticas públicas del Gobierno de España, marcando como objetivo el incremento del reparto de la riqueza, propiciando un clima de consenso y acuerdo favorable para impulsar la negociación colectiva de 1.400 convenios a través de una subida mínima de salarios de un 4% en 2023, de un 3% en 2024 y de un 3% en 2025. Todo ello incorporando una cláusula de revisión con alzas de hasta un 1% adicional si la inflación rebasa estos incrementos, con el objetivo de recuperar y garantizar el poder adquisitivo.
Todo ello, además, ha sido compatible con el incremento récord tanto de los márgenes empresariales como de la productividad en nuestro país. Según el reciente informe del Banco de España, en 2024 la productividad aumentó en la economía española más que en la eurozona, en Alemania o en Francia, tanto si esta se mide por trabajador como por hora trabajada, en términos de capital o en términos de todos los factores. Tomando como período de referencia el final de 2019, también se observa un comportamiento más dinámico de todas las medidas de productividad en nuestro país. Sin duda, debemos mantener y fortalecer este ecosistema positivo que permite el crecimiento económico, de los márgenes empresariales y de la productividad, combinado con la creación de empleo estable, con la drástica reducción del paro y la temporalidad y, finalmente, con el incremento salarial al menos como el IPC, que es garantía de dignificación de las condiciones laborales de los trabajadores y las trabajadoras. Y con ello –y esto es clave–, de su poder de compra, con las repercusiones positivas que esto tiene en nuestra economía. Un círculo virtuoso, en definitiva.
Este es el marco y el objetivo de las políticas que va a seguir emprendiendo el PSOE y el Gobierno de Pedro Sánchez. Mirando siempre a la mayoría social, a la clase media y trabajadora. Política útil, alejada de la crispación, el ruido y el bulo, que solo interesan a aquellos que quieren que desaparezcan estas políticas para que el progreso y la riqueza de nuestro país se queden en manos de una minoría privilegiada. Y eso, la ciudadanía española ni lo quiere, ni le conviene, ni lo va a permitir.
El autor es senador por Navarra y portavoz de Trabajo del PSOE en el Senado